Con el objetivo de impulsar
el debate público sobre los nuevos desarrollos en el
arte contemporáneo británico, el Premio Turner
es ampliamente reconocido como uno de los más importantes
y prestigiosos de las artes en Europa, aunque casi siempre genera
tensas discusiones sobre la ‘verdadera naturaleza del
arte’.
En esta ocasión, el jurado del premio conformado por
Penelope Curtis, directora de la Tate Britain; Katrina Brown,
directora de The Common Guild (Glasgow); Vasif Kortun, de SALT
(Estambul); Nadia Schneider, comisaria independiente; y Godfrey
Worsdale, director del BALTIC Centre for Contemporary Art, ha
querido reconocer el trabajo de Boyce expuesto en la galería
Eva Presenhuber de Zúrich: A Library of Leaves.
Una variación escultórica elaborada a partir de
una mesa de trabajo diseñada por el francés Jean
Prouvé para la Casa del Estudiante de París, en
la que Boyce dota al objeto cotidiano original de profundidad
y textualidad, según el jurado.
Martin Boyce (Hamilton, Escocia, 1967), que ejerce como profesor
de la Escuela de Arte de Glasgow, competía por esta distinción,
probablemente la más importante del arte contemporáneo,
con otros tres finalistas: la creadora de instalaciones Karla
Black (Alexandria, 1972), la videoartista Hilary Lloyd (Halifax,
1964) y el pintor George Shaw (Conventry, 1966). El premio está
dotado con 29.000 euros para el ganador y 5.800 euros para cada
uno de los otros tres seleccionados.
Boyce declaró que este premio era una ‘confirmación
de un sueño juvenil: el de convertirme en artista. Una
decisión llena de incertidumbre por el futuro. Nunca
pensé que fuera capaz de mantener a mi familia con el
arte, pero puedo vivir una vida creativa y eso es un privilegio’.
El Turner suele caracterizarse por la concurrencia de obras
polémicas, como los animales en formol de Damien Hirst
o la habitación con luces que se encendían y apagaban
de Martin Creed.