Según Vanity
Fair, la operación tuvo lugar en 2011, y bate
la anterior marca en la liga de los cuadros más caros.
La información llega meses después de la subasta,
cuyo importe, en su momento, no se dio a conocer.
La adquisición subraya el peso que el emirato ha adquirido
en el mercado del arte. Según la revista The Art Newspaper,
la Administración qatarí (o lo que es lo mismo,
su familia real) fue el primer comprador de arte durante el
año 2011, en su intento por establecerse en la capital
cultural del mundo, ‘en competencia con París y
Nueva York’. La princesa Sheikha Al Mayassa es la cabeza
visible de ese proyecto que tiene su principal herramienta en
el Qatar Qatar Museums Authority. El verano pasado, Edward Dolman
dejó su trabajo para dirigir la operación.
El Museo Nacional de Catar, donde se presume acabará
el cuadro, alberga ya rothkos, warhols y hirsts. Mientras, el
vecino Abu Dhabi, pugna por culminar sendas franquicias del
Louvre y del Guggenheim
El cuadro de Cézanne pertenecía al millonario
griego Yorgos Embiricos, quien durante décadas rechazó
ofertas. El magnate murió en 2011 y, según Vanity
Fair, aceptó deshacerse de la pieza unos meses antes
de su muerte.
Les Joueurs de cartes (Los jugadores
de cartas), 1892-1893, óleo sobre tela, 97 × 130
cm.
Pertenece a la época de madurez (década de 1890)
en la que Cézanne produce sus principales lienzos. Se
trata de la tercera versión de las cinco que realizó
el artista francés, así como la única que
quedaba en manos privadas. Las otras cuatro se encuentran en
Barnes Foundation, Merion, Pennsylvania; Metropolitan Museum
of Art, Nueva York; Courtauld Institute of Art, Londres y Musée
d'Orsay, París.
En esta obra todos los volúmenes están definidos
de manera geométrica, lo que confiere a los dos personajes
una dignidad clásica. En la composición se observa
a dos campesinos que juegan a las cartas, con una botella de
vino en medio, en la que se refleja la luz.
Toda la tela está construida con tonos de los colores
azul, amarillo y rojo, esta restricción cromática
intensifica la sensación de austeridad formal. Las pinceladas
se presentan solitarias y sintéticas, como el reflejo
sobre la botella o el simple trazo que describe el ojo del jugador
de la derecha. Pinta con la técnica del facetado, lo
que es evidente en la cara del jugador de la izquierda, que
lleva un sombrero de forma cilíndrica