El lienzo, que fue comprado
por un coleccionista francés al poco de ser realizado,
ha viajado a París, Múnich, Nueva York y Cleveland,
donde permanece desde hace años.
El Museo Picasso de Barcelona explica en la exposición
Viaje a través del azul: la Vida, la historia,
hasta ahora oculta, de Azoteas de Barcelona, otra de
las obras pintadas por Picasso a comienzos del siglo XX y que
ha ocultado en su interior una sorpresa: una pintura similar
a La Vida.
Cuando el museo de Cleveland, en Estados Unidos, accedió,
por medio de aparatos de rayo X y escáner al interior
de La Vida pudieron comprobar que ésta era mucho
más rica de lo que la superficie dejaba ver. Debajo de
la capa superficial se esconde otra obra con título e
historia propia: Últimos momentos, una pintura
terminada tres años antes y que durante décadas
se pensó desaparecida y de la que solo se conocía
un dibujo preparatorio. La obra había figurado en la
primera exposición individual de Picasso en Quatre Gats
en febrero de 1900 e incluso viajó a París para
participar en la Exposición Universal de ese año.
Con la radiografía dejó al descubierto que Picasso
cambió la composición varias veces, e incluso
la cara del protagonista masculino de la pareja pasó
de ser el propio Picasso a ser uno de sus mejores, Carles Casagemas,
que se había suicidado dos años antes en 1901.
Algo parecido ha ocurrido con el cuadro de las azoteas barcelonesas.
En 2003, una radiografía puso al descubierto una imagen
subyacente de una pareja desnuda similar a la de La Vida creada,
sin duda, poco antes de la gran obra azul que estaba terminada
en junio de 1906.
Lo cierto es que La Vida, obra cumbre de la época
azul de Picasso, se exhibe desde hoy nuevamente en Barcelona,
más de cien años después de que el pintor
malagueño la pintara, "una oportunidad para ver
un cuadro que, como sucede con el cometa Halley, solo sucede
una vez en la vida", tal y como ha comentado el director
del Museo Picasso de Barcelona, Bernardo Laniado-Romero.