El descubrimiento se produjo
al final de la última campaña, la 13ª, cuando
tras excavar un pozo funerario en el patio de la sepultura de
Djehuty que daba acceso a dos cámaras sepulcrales los
investigadores dieron inesperadamente con un agujero en la pared
de una de estas que conducía a una gran tumba. Al pasar
a este nuevo recinto los egiptólogos se encontraron con
el suelo literalmente cubierto de momias, cerca de un centenar
de ellas. La tumba, que había sido saqueada, debe pertenecer
a un personaje de la realeza o a un alto funcionario de la corte,
“un responsable del Estado”, según el ministerio
de antigüedades de Egipto. Aunque las momias, al parecer,
son de clase media.
“Hay varias decenas de momias, quizá un centenar”.
“Las momias, por la numerosa cerámica que hemos
encontrado junto a ellas, las fechamos en la Dinastía
XVII, pero la tumba es 500 años más antigua, de
la Dinastía XI, como prueban sus características.
El recinto fue claramente reutilizado como sepultura colectiva,
casi como fosa común, de personas corrientes”.
La tumba es de grandes dimensiones y está muy bien tallada.
No tiene pinturas ni relieves, como es habitual en la Dinastía
XI. Galán encuentra paralelos en la que halló
Howard Carter en 1909 en el vecino Deir el Bahari, y en las
del también cercano El Tarif, pertenecientes a la familia
real o a la élite. De la nueva tumba, Galán dice
que no tienen aún “ni idea“ de a quién
pertenecía. “De momento solo hemos hecho una inspección
preliminar, tomado las medidas, realizado foto y una filmación”.
De hecho, el descubrimiento fue “en directo”. Se
produjo mientras filmaba los trabajos de excavación Javier
Trueba, que prepara un documental para TVE que se estrenará
en otoño (En busca de Djehuty, entre tumbas, momias y
jeroglíficos). “Bajamos al pozo que habíamos
excavado, me asomé al agujero, Javier me pasó
un foco y entré mientras él me seguía filmando
con la cámara, así que captó todo el hallazgo
incluidas mis expresiones de asombro, con alguna interjección
fuerte, justificable por la intensidad del momento”, explica
Galán.
De las nuevas momias, dice que han aparecido muy revueltas y
que aún hay que estudiarlas aunque parece claro que se
trata de enterramientos de personas de clase media depositados
en una tumba más antigua para aprovecharla, con lo que
la sepultura se convierte en un cachette, un escondite de momias.
“Todo un regalo para los paleopatólogos, que tienen
mucho material humano para estudiar”. El ocupante original
de la tumba podría haber sido un miembro de la familia
real de la Dinastía XI pero las cerámicas muestran
que las momias halladas son de la XVII. No se han encontrado
ataúdes ni sarcófagos, ni sus trozos. “Pero
hay toda una parte de la tumba aún por desescombrar incluida
una sala lateral, así que puede haber nuevos descubrimientos".
Galán recalca que lo más importante del hallazgo
es que la nueva tumba “es la punta de un iceberg, nos
anuncia lo que nos espera que es sin duda nuevas tumbas de la
Dinastía XI, posiblemente todo un cementerio”.
El Proyecto Djehuty, al que ha confirmado un año más
su patrocinio Unión Fenosa, retomará las excavaciones
la próxima temporada.