Nueva búsqueda del cadáver de García Lorca / Últimas Noticias / Homines. Portal de Arte y Cultura

Ayer martes 18 de noviembre una excavadora comenzaba a abrir una fosa en un lateral de la pequeña explanada en el paraje del Peñón del Colorao, en el municipio granadino de Alfacar. Allí esperan los investigadores encontrar los restos mortales de fusilados durante la Guerra Civil y, entre ellos, el cadáver del poeta Federico García Lorca.
La búsqueda del cadáver de Lorca en este lugar parece fiable debido a la existencia de multitud de testimonios orales, a los que se suman los que recabó durante años de investigación el periodista granadino Eduardo Molina Fajardo. El historiador Miguel Caballero, autor de Las 13 últimas horas de Federico García Lorca, quien dirige in situ, junto al arqueólogo Javier Navarro, este nuevo intento de encontrar el cadáver del poeta, estudió y cruzó los 48 testimonios recogidos en el libro de Molina Fajardo, de los que seleccionó los diez más fiables a tenor de sus coincidencias y la cercanía en el tiempo al trágico suceso del asesinato de García Lorca.
Otro hecho que también da esperanzas de encontrar el cuerpo del poeta es el estudio que se realizó meses atrás con georradar que indica que en el subsuelo existen "anomalías" que podrían obedecer a "enterramientos".
Esto se ve reforzado por los testimonios de alguno de los curiosos que en la primera jornada de excavaciones se acercaron al lugar y relataban a los periodistas cómo en los años inmediatamente posteriores a la Guerra Civil, "debió ser por el 40 o 41", rememora Antonio Espigares, nacido en 1936, "venía un día por aquí con mi padre, vimos algo que sobresalía. 'Mira, papá...', tiramos y era una mano, una chaqueta..." Los cadáveres eran arrojados a la cuneta y un equipo de presos procedía después -durante días y días, prácticamente durante los tres años que duró el conflicto- a su enterramiento en un punto cercano a donde habían quedado abandonados. En aquellos años no era infrecuente un hallazgo así en la zona ahora acotada, 300 metros cuadrados y, dentro de ellos, un rectángulo bien remarcado, exactamente "a 24 metros del caminillo", que se deducen de los citados testimonios recogidos por Molina Fajardo.
Con un presupuesto de 15.000 euros, hay que aprovechar el tiempo: retirar unos 600 metros cúbicos de tierra en los primeros cuatro días. A continuación, excavando a mano durante tres días, se tratará de comprobar si las anomalías detectadas por el georradar en semanas anteriores son compatibles con un enterramiento común.
Al equipo de seis personas que desde este lunes operan sobre el terreno se unirán en los próximos días especialistas de las universidades de Nottingham, Valencia, Zaragoza, País Vasco y Granada, entre arqueólogos y antropólogos. Tienen permiso de excavación y exhumación pero en caso de encontrar restos humanos deberán comunicar al Juzgado su hallazgo. Los trabajos quedarían paralizados hasta la resolución judicial.
Luis Naranjo, director general de Memoria Democrática, organismo de la Junta de Andalucía, advirtió, durante la presentación de los trabajos, que el objetivo no es la búsqueda de los restos de Federico García Lorca sino la localización y delimitación de fosas con víctimas de la Guerra Civil. No se trata, por tanto, de una exhumación, ya que deberían ser los familiares de las presuntas víctimas quienes deberían instarla. En este caso, los descendientes del poeta, del maestro Dióscoro Galindo y de los banderilleros Francisco Galadí y Francisco Arcollas.
A pesar de todos los esfuerzos no es seguro que la búsqueda culmine con éxito. En los años anteriores a la inauguración del Valle de los Caídos se exhumaron fosas y cadáveres de republicanos fueron trasladados al templo erigido por el franquismo en Guadarrama. También en la zona, en los años 50 el régimen procedió a una repoblación forestal en aquellos parajes que supuso igualmente la desfiguración del paisaje. Finalmente el proyecto de campo de fútbol que fue proyectado en la zona también significó un movimiento de tierras, aunque las labores se detuvieron en el punto colindante con los trabajos de ahora.