El alemán Frei Otto
(Chemnitz, 1925-Stuttgart, 2015) perteneciente al linaje de
los arquitectos-inventores, ya que era un proyectista transversal
y un precursor de la prefabricación, el bajo coste y
la sostenibilidad, se ha convertido en el primer Pritzker póstumo.
El comité del premio Pritzker, considerado el Nobel de
la arquitectura, anunció este lunes que el ganador de
la edición de este año es el arquitecto alemán
Frei Otto, quien falleció este lunes. El jurado, que
destacó la sensibilidad de la obra de Otto, falló
el premio a principios de año y una delegación
del comité le pudo comunicar su decisión al arquitecto
en vida, según indicó la organización en
un comunicado en el que lamentó su muerte. "La noticia
de su muerte es muy triste. Esto no tiene precedentes en la
historia del premio. Nos alegramos de que el jurado le premiara
en vida", indicó Tom Pritzker, presidente de la
Fundación Hyatt, con sede en Chicago (EEUU), que patrocina
el premio. La organización del premio, se vio obligada
a adelantar el fallo precisamente porque el Pritzker no puede
ser un galardón póstumo.
Sobre su veredicto, el Jurado destacó que "por sus
ideas visionarias, su creencia en compartir libremente conocimientos
e invenciones, su espíritu de colaboración y la
preocupación por el uso cuidadoso de los recursos, el
Premio de Arquitectura Pritzker 2015 es otorgado a Frei Otto".
El Premio Pritzker de arquitectura fue creado en 1979 por Jay
A. Pritzker e impulsado por su familia, se entrega anualmente
a un arquitecto en vida de cualquier país, que haya mostrado
a través de sus proyectos y obras las diferentes facetas
de su talento como arquitecto y haya contribuido con ellas al
enriquecimiento de la Humanidad. Su cuantía es de cien
mil dólares.
Frei (se lo puso su madre y quiere decir libre) Otto aprendió
a ser arquitecto antes de estudiar arquitectura. Lo hizo construyendo
con lo que encontraba en el campo de prisioneros cercano a Chartres
(Francia) donde permaneció dos años, tras ser
apresado en Núremberg. Hijo y nieto de escultores y piloto
de la Luftwaffe, se convirtió en arquitecto tras la Segunda
Guerra Mundial. Después de estudiar en Berlín,
continuó añadiendo títulos a su conocimiento:
sociología, urbanismo e ingeniería. Se hizo doctor
con una tesis sobre cubiertas suspendidas traducida a varios
idiomas. Y eso fueron sus primeros proyectos: cubiertas tensadas.
La del Pabellón Alemán de la Expo de Montreal
se convirtió en el símbolo de la recuperación
alemana. La firmó con Rolf Gutbord y Fritz Leonhardt
en 1967. Cinco años después, Günter Behnisch
se sumaría para culminar la membrana hiperbólica
del Estadio Olímpico de Munich, un icono ejemplar que
resume el ideario de Otto: mínimos materiales, máximas
prestaciones, las formas orgánicas de la naturaleza,
lo temporal convertido en permanente y la sostenibilidad para
acercarse a la gente. Un año antes de esos juegos olímpicos,
el MoMA le rindió homenaje con la muestra Natural Construction,
que viajó por 80 países.
Entre sus mejores trabajos también hay que destacar el
aviario del Zoo en Múnich, la Iglesia de San Lucas en
Bremen, el Centro de Conferencias en La Meca (con Rolf Gutbrod),
el Hotel Intercontinental de La Meca, el gimnasio de la Universidad
de Riad de 198 o el Pabellón Japonés para la Expo
de Hannover (2000) donde Shigeru Ban,Premio Pritzker 2014, invitó
a Otto a trabajar con él.
La ceremonia de entrega del premio se celebrará el 15
de mayo en Miami (EE UU) en el New World Center.