Durante
dos horas casi exactas, unos cuarenta modelos poblaron la colección
permanente del Centre Pompidou. La mayoría inmóviles,
desnudos, rodeados de cuerdas y portando un saco cubriéndoles
el rostro. Estábamos sin ningún género
de dudas ante una obra de Marc Montijano, en la que el artista
desplegó de nuevo su misterioso universo cargado de simbología
y misticismo.
Con cada acción, Montjano se va superando, la estética,
así como los elementos son los mismos, pero lo que nos
transmite en cada obra es distintinto, cada vez es más
espiritual y profundo.
Con esta performance cambió por un tiempo el museo. Marc
Montijano se apropió del espacio y nos arrastró
a otra realidad. Un grupo de "esculturas vivas", observadores
silenciosos, interactúan con las obras. El artista va
situando diferentes modelos delante de obras de Picasso, Saura,
Chagall, Bacon, De Chirico, Léger, Giacometti, Orlan,
Ana Mendieta, Magritte, Dubuffet, etc. Observando como desarrolla
la performance, nos vamos imbuyendo en su mundo y de repente,
hay algo diferente flotando en el ambiente. Es algo muy sutil,
pero perfectamente perceptible.
Sobre la gran acogida de público, Marc Montijano declaró
que: "Me esperaba un buen recibimiento, pero nunca el número
de visitantes que han acudido. Ha sido increíble el cariño
y la energía recibida en el Pompidou. Superaban las trescientas
personas. En las primeras salas había tanta gente que
he tenido que cambiar la acción sobre la marcha. E incluso
he ampliado la duración, mi idea era estar una hora y
finalmente han sido dos. El público es un actor más
en mis acciones, enriquece mi trabajo. Sólo puedo estar
agradecido".
La filosofía que hay detrás de este trabajo parte
de un principio básico, con el que el artista lleva trabajando
desde hace mucho tiempo y que es uno de los fundamentos de Metamorfosis:
el ser humano tiene dos naturalezas, una material y otra espiritual.
Como manifestó el artista: "En este proyecto para
el Centre Pompidou Málaga, he trabajado sobre el principio
de las dos naturalezas, que es uno de los ejes fundamentales
de mi trabajo y de la filosofía que encierra Metamorfosis.
En mis acciones reflejo un plano diferente de la realidad, con
los personajes en estado de Metamorfosis, retrato ese interior
invisible. Me interesa lo que guardamos en nuestro interior,
lo sutil y oculto, los recovecos del hombre. La naturaleza espiritual
en contraposición a la material. La verdad frente al
espejismo. En estos tiempos de celebración del ego y
materialismo desmedido nos hemos olvidado de la primera, hemos
sepultado la parte espiritual".
"En mi trabajo voy desgranando mi filosofía, no
pretendo que el espectador asimile todo este universo fuertemente
simbólico, pero si le hago participe de una experiencia
diferente, una vivencia especial. Quiero hacerles sentir, y
esa sensación es más que suficiente. Quiero que
perciban algo diferente, insinuarles otra realidad".
"El mecanismo de mi obra es complejo. Son piezas en las
que básicamente construyo ambientes para generar sensaciones.
Acciones en las que articulando una serie de elementos fijos
y cargados de simbología (cuerdas, sacos, cuerpos desnudos),
busco crear un clima que envuelva el espacio e introduzca a
los espectadores en el universo de Metamorfosis".
Las dos naturalezas es un proyecto muy especial. En
primer lugar porque es una celebración, ya que el 27
de junio de 2010, hace justamente cinco años, tuvo lugar
la primera performance de Metamorfosis. En segundo lugar, porque
marca una evolución dentro del trabajo de Marc Montijano,
con Las dos naturalezas cierra un capítulo más
narrativo, en el que explica y desarrolla, obra a obra, la filosofía
que hay detrás de su trabajo, e inicia un camino, un
ciclo, en el que incorpora la filosofía de Metamorfosis
a la vida normal. En esta obra, por primera vez, han convivido
esas dos visiones.