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Identificados
los restos de Filipo II, padre de Alejandro Magno
En
la pequeña localidad griega de Vergina, situada en el norte,
en la región montañosa de Pieria, se encuentra el yacimiento
arqueológico de Egas o Aigai, la primera capital macedonia. Es
en este lugar donde ha sido identificado los restos de Filipo II, el
rey guerrero que unificó Macedonia y fue padre de Alejandro Magno.
HOMINES.COM | [21/07/2015]
Durante
la década de los 70 fueron identificados unos túmulos
funerarios de la aristocracia y la realeza macedonia del siglo
IV antes de Cristo. Es el llamado Cementerio de los Túmulos.
En 1977, un arqueólogo griego llamado Manolis Andronikos
excavó el mayor de los túmulos de Vergina, y se
encontró con una tumba maravillosamente conservada. Poco
después, él mismo localizó otras dos tumbas
en aquel montículo, ambas muy bien conservadas. La denominada
tumba I, poseía impresionantes pinturas que representaban
la escena del rapto de Perséfone, pero la habían
expoliado. Mientras que la tumba II estaba intacta, en ella
se encontró una rica armadura y los dos sarcófagos
de oro.
En ambas tumbas se hallaron restos humanos de hombres adultos.
Junto a las tumbas un santuario dedicado al culto a los muertos
y que inmediatamente llevó a los especialistas a pensar
que sería para honrar al personaje que acogía
la soberbia tumba encontrada en 1977.
Desde entonces, el propio Andronikos asumió que el magnífico
e intacto sepulcro número II correspondía al de
Filipo II, el padre de Alejandro Magno. Sin embargo, parece
que durante décadas tanto Andrónikos, como el
resto de especialistas que asumieron sus conclusiones como ciertas
estaban equivocados. El rey Filipo II, según los documentos
históricos de su reinado, sufrió una grave herida
a consecuencia de un lanzazo que le atravesó la rodilla,
le dejó cojo y estuvo a punto de costarle la vida en
el año 339 antes de Cristo.
Pero una investigación dirigida por el antropólogo
de la Universidad Complutense y codirector de Atapuerca, Juan
Luis Arsuaga, y por el investigador griego de la Universidad
de Democritus Antonis Bartsiokas, acaba de demostrar que no
era así. Tras reconstruir los restos de los tres cadáveres
de la tumba I, los investigadores no tienen dudas de haber identificado
el verdadero cadáver del monarca por dos razones. La
primera, que las edades cuadran casi a la perfección.
Los restos del hombre muestran que era muy alto para los estándares
de la época, 1,80 metros, y que murió en la cuarentena.
Muchas fuentes históricas señalan que Filipo murió
a los 46 o 47 años. La mujer tiene unos 18 años,
una edad muy parecida a la de Cleopatra, la otra mujer de Filipo.
El niño es apenas un recién nacido, lo que le
identifica como el hijo de ambos y hermanastro de Alejandro.
“Solo esto ya sería suficiente para mantener lo
que decimos, pero hay más”, explicó Arsuaga.
Pero hay más, el cadáver del hombre muestra una
herida muy visible en la pierna izquierda que encaja con lo
que contaron historiadores como Justino, Demóstenes o
Plutarco.
Los resultados del análisis, publicados en PNAS,
pueden reescribir la historia. Aunque de momento el estudio
lo que ha hecho es avivar una polémica de décadas.
Theodore Antikas, jefe de antropología de las excavaciones
de Vergina, no está de acuerdo con los resultados del
equipo de Arsuaga. El trabajo, dice, “se basa en pruebas
insuficientes y está lejos de resolver el problema”,
ha escrito el experto de la Universidad Aristóteles en
una carta remitida a PNAS. Muchos son los expertos que se han
posicionado en uno u otro lado, pero nada puede darse por sentado.
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Imagenes:
Pierna izquierda donde puede verse la anquilosis y el agujero causados
por un lanzazo, razones por las que se cree que sería Filipo
II. |
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