Las
piezas llevaban al menos cien años archivadas en una
colección de libros y documentos de Oriente Medio en
la biblioteca de la universidad de Birmingham, sin que nadie
advirtiese de su importancia.
Los fragmentos fueron descubiertos por un catedrático
que hacía una investigación, por lo que solicitó
estudios de radiocarbono, que con una probabilidad del 95 por
ciento han confirmado que el material fue escrito entre los
años 568 y 645, época cercana a la del profeta
Mahoma, que se cree que vivió entre los años 570
y 632. "Las fechas nos llevan a los años de la fundación
del islam. Según la tradición musulmana, el profeta
Mahoma recibió las revelaciones que conforman el Corán,
las escrituras del islam, entre los años 610 y 632, el
año de su muerte", dijo David Thomas, profesor de
cristianismo e islam de la Universidad de Birmingham.
Los análisis fueron realizados por la Unidad de Acelerador
de Radicocarbono de la Universidad inglesa de Oxford, que establecieron
que los fragmentos fueron escritos en piel de oveja o cabra
y que podrían ser de los más antiguos del Corán
aún existentes.
Aunque debido a que los análisis de radiocarbono no identifican
un año concreto, sino una amplia franja de fechas de
casi 80 años, es difícil establecer con seguridad
que se trate de los fragmentos más antiguos del mundo,
pues hay otros textos del Corán, en colecciones públicas
y privadas, que tienen una antigüedad similar.
El manuscrito está compuesto por dos hojas de pergamino
que contienen partes de las suras (capítulos) 18 a 20
del Corán. Estas están escritas en tinta y en
una grafía árabe antigua conocida como hiyazí.
Durante muchos años, se vinculó a otro manuscrito
posterior, datado a finales del siglo VII.
El experto en manuscritos de la Biblioteca Británica,
en Londres, Muhammad Isa Waley, ha explicado que los folios
hallados en Birmingham son "preciosos" y escritos
a mano en un "hijazi legible", y probablemente elaborados
en las fechas de los primeros califatos.