Derriban una capilla del siglo XVIII en Tlaxcala/ Últimas Noticias / Homines. Portal de Arte y Cultura

En dos días y con maquinaria pesada, fue demolida el fin de semana pasado la capilla del barrio del Cristo en San Pablo del Monte, que era considerada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) como un monumento histórico y como patrimonio cultural de la nación mexicana.
Tlaxcala es pequeño pero su historia es enorme. Pocos sitios en México son más simbólicos para la génesis de la cultura mestiza. La Capilla del Santo Cristo tenía un valor especial porque se situaba en el trazo antiguo que une al Puerto de Veracruz, la ciudad a la que llegó Cortés y la primera fundada por españoles en territorio continental americano, con la Ciudad de México.
El edificio era una muestra colorida de la singular mezcla de la arquitectura tradicional religiosa de España con los elementos indígenas de la cultura tlaxcalteca. La construcción databa del siglo XVIII, pero se le habían añadido dos torres con campanarios y una cúpula en los años posteriores. Protegida por muchas leyes, estaba catalogada en el Registro Público de la Propiedad Federal y en la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos. El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han presentado una denuncia contra “quien resulte responsable”.
Las autoridades mexicanas coinciden en que la destrucción de La Capilla del Santo Cristo es un hecho inaudito. La imagen difundida por la agencia oficial Notimex muestra que algunos de sus muros habían sido rayados con grafiti, pero la destrucción hasta sus cimientos de un monumento histórico es inusitada. “No se tiene conocimiento de un caso similar, por lo cual resulta insólito en una región donde las comunidades son celosas de estos bienes y les son entrañables. Además el inmueble estaba en buen estado de conservación”, indicó Raúl Delgado, director general de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural del Conaculta.
Sin embargo los habitantes tienen otra versión, dicen que fueron ellos mismos quienes la demolieron “por el riesgo que representaba” para sus familias. Alegan que durante meses, habían alertaron a las autoridades estatales y federales del peligro que representaba el deterioro edificio, pero no les hicieron caso y cuando decidieron actuar “para evitar una desgracia”, les mandaron a decenas de agentes policiacos e integrantes del INAH, por lo que actuaron por su cuenta.
Lo cierto es que por desidia de las autoridades y la poca sensibilidad de la gente el histórico edificio con tres siglos de antigüedad ha desaparecido de un plumazo para siempre.