Creada durante el primer período
cubista, conocido como analítico, en el que Picasso descomponía
los volúmenes y borraba la frontera entre espacio y objeto,
La coiffeuse (El tocador) fue donada por el director
de museos Georges Salles, quien la había comprado en 1953
al marchante francés Ambroise Vollard, su propietario desde
1942.
El pequeño lienzo cubista de 33x46 centímetros,
que el artista malagueño pintó en 1911 con tonos
austeros, se reencuentra con el público completamente restaurada
por la jefa del servicio del Museo Nacional de Arte Moderno, con
sede en el Centro Pompidou, Véronique Sorano-Stedman.
Su retorno a Francia fue celebrado el pasado 24 de septiembre
en un acto que reunió al presidente del Centro Pompidou,
Serge Lasvignes; al titular francés de Finanzas, Michel
Sapin; a la entonces ministra de Cultura, Fleur Pellerin, y a
la embajadora de Estados Unidos, entre otras personalidades.
El Centro Pompidou denunció su robo en enero de 2001, sus
responsables se dieron cuenta de la ausencia del cuadro, en diciembre
de 2000, cuando fueron a buscarlo a sus almacenes para prestarlo
a otra institución. En 1998 "El tocador" había
sido trasladado allí tras ser expuesto en la Kunsthalle
de Múnich (Alemania).
Cuando la obra entró en los fondos del museo, en 1967,
ya había sido restaurada, aunque sin excesivos cuidados,
con cola de harina, como se hacía antes, lo que había
causado con los años un encogimiento de la tela de algunos
milímetros y varios desgarros, entre otros daños,
comentó Sorano-Stedman. Durante los años en que
estuvo desaparecida no le ocurrió nada grave ni sufrió
daños profundos, pero tampoco fue conservada en las mejores
condiciones climáticas, por lo que "se acentuó
el envejecimiento" de la restauración, agregó
Sorano-Stedman, que dedicó más de cinco meses para
devolverle su máxima plenitud. |
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