Todo
empezó cuando el pasado 20 de noviembre, los responsables
del museo Castelvecchio de Verona pudieron ver el video de seguridad
donde tres encapuchados, dos de ellos pistola en mano, entraban
la tarde anterior por una puerta lateral de la pinacoteca y robaban
17 obras de arte, entre ellas cuadros de Rubens y Tintoretto,
sin que sonasen las alarmas. La policía italiana descubrió
enseguida que el vigilante de guardia fue quien desactivó
las medidas de seguridad, y su cuñada, de nacionalidad
moldava, era la que actuaba de enlace para sacar las obras de
arte de Italia e intentar venderlas en los países de la
antigua Unión Soviética.
Ha sido el propio presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, quien
anunció el miércoles la operación policial,
si bien el peso de la investigación fue llevado por el
cuerpo italiano de Carabinieri. Ya el pasado 15 de marzo fueron
arrestadas los 12 presuntos autores materiales del robo, tres
de ellos en Verona y el resto en Moldavia. Pero las obras no fueron
encontradas hasta el pasado 6 de mayo en la región ucraniana
de Odessa, en la isla de Turunciuk, a pocos kilómetros
de la frontera con Moldavia.
Los cuadros se encontraban envueltos en sacos de plástico
y escondidos entre arbustos. El portavoz del Ayuntamiento de Verona,
Alberto Bolis, explicó que su estado de conservación
"es presumiblemente bueno" y que sospecha que habían
llegado a ese lugar hacía poco tiempo para ser vendidas
en el mercado negro.
Además de las telas de Tintoretto, y de Rubens, también
había piezas de Pisanello, Jacopo Bellini, Andrea Mantegna,
Giovanni Francesco Caroto, Hans de Jode y Giovanni Benini. |
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