El enigma comenzó
en 1915, cuando un grupo de arqueólogos estadounidenses
descubrieron la antigua necrópolis egipcia de Deir el-Bersha,
lugar de descanso del gobernador Djehutynakht y de su esposa.
Como indicó The New York Times, allí se encontró
una tumba saqueada, en la que sólo había una misteriosa
cabeza de momia, que fue enviada al Museo de Bellas Artes de
Boston.
Los científicos no podían determinar si la cabeza
correspondía al gobernador o a su pareja, debido a que
le faltan los pómulos y algunas partes de las mandíbulas,
características fundamentales para identificar el cráneo.
En 2009, el biólogo molecular Fabio Nunes extrajo un
diente de la momia para extraer el ADN de la momia, pero no
tuvo éxito. Fue entonces cuando el museo optó
por acudir al FBI, que cuenta con una tecnología más
avanzada en cuanto a identificación del ADN.
La científica forense Odile Loreille perforó el
diente de la momia y juntó el polvo de hueso necesario
para obtener el material genético. "Honestamente,
no esperaba que fuese a funcionar porque creía que era
imposible extraer ADN de los antiguos restos egipcios",
aseguró Loreille, pero finalmente lo logró y el
procedimiento dio resultados.
Los restos de la cabeza pertenecen al gobernador egipcio Djehutynakht.
¿Y por qué no su esposa? De acuerdo a la forense
del FBI, se trata de un hombre debido a la proporción
de cromosomas del ADN analizado