Sepultados
en la localidad jiennense de Mengíbar, han aparecido las
dos bases del Arco de Jano Augusto, cada una de cuatro metros
de ancho, construidas alrededor del siglo I, con estructura de
piedra arenisca de la zona, y levantadas con el hormigón
llamado opus caementicium. En la época del emperador Augusto,
esta infraestructura de 15 metros de frente y unos siete de alto
señalaría el punto cero de las calzadas romanas
en el territorio de la Bética.
Juan Pedro Bellón, investigador y responsable del proyecto
Iliturgi, conflicto, culto y territorio de la Universidad de Jaén
(UJA), en el que se enmarca este descubrimiento ha declarado que
“gracias a este hallazgo se puede situar con una precisión
centimétrica dónde estaba situado en la vía
Augusta (principal calzada de comunicación de Hispania).
Hasta Roma de un lado, y hasta el Océano Atlántico
en Cádiz hacia el otro. Era un punto de medida y de referencia”.
El equipo ya ha comenzado los trámites para solicitar que
se declare Bien de Interés Cultural, ya que “esto
no es solo de trascendencia local, es importante en el ámbito
internacional. Son los restos de una vía romana que se
ha conservado durante 2.000 años, y queremos concienciar
a la población de que esto es importante, y si no se protege
en una mañana un tractor se lo puede llevar” según
palabras del propio Bellón.
Esta excavación permite redimensionar distancias, momentos
históricos, templos, rutas y cuantas otras lecturas históricas
requieran los investigadores para levantar los testimonios del
pasado con esta construcción que denota la importancia
que el Alto Guadalquivir representaba para Roma, similar al de
otras zonas como Iliturgi y Cástulo.“Apenas se disponían
de mapas ni fuentes bibliográficas para situar este enclave,
y la última referencia se remonta a la época islámica,
donde había establecido un campamento que se llamaba del
Arco”, contextualiza el experto, que destaca que la relevancia
de estos basamentos traspasa también hacia lo simbólico
como punto de tránsito fronterizo y como muestra de la
monumentalidad con la que el emperador Augusto se vanagloriaba
de sus obras para imponerse y apropiarse del territorio. "Es
muy interesante también pensar que en ese punto las personas
realizaban rituales para el paso de una frontera. Ese arco marcaba
una zona de límite sacralizado, había una conciencia
de tránsito", apunta el investigador.
Queda mucho por hacer como ha declarado Bellón "todavía
tenemos expectativas de encontrar un templo en la zona e inscripciones
del arco. De momento hemos localizado restos ornamentales y molduras
de decoración vegetal” También ha señalado
como hipótesis que los elementos del arco se pudieron extraer
para construir con posterioridad la Torre de Mengíbar,
vestigio de una antigua fortaleza árabe y construida en
el siglo XIII.
María Dolores Rincón, vicerrectora de Promoción
de la Cultura y Deportes durante la presentación de este
hallazgo desveló que el Instituto Arqueológico Alemán
hizo en los años ochenta una serie de prospecciones muy
cerca de donde se ha encontrado, pero no lo halló.
"Su localización disipará muchas incógnitas
sobre el pasado romano de Andalucía y ayudará, como
punto de referencia, a resolver aspectos más o menos oscuros
de la geografía antigua, entre otros campos", dijo.
Por otra parte el director del Instituto Universitario de Investigación
en Arqueología Ibérica de la UJA, Manuel Molinos
apostilló que "Está llamado a ser uno de los
descubrimientos más importantes de las últimas décadas,
en relación con el final del mundo íbero y el comienzo
de la presencia romana”.
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