En la obra de Courbet fechada en 1866, "El origen del mundo",
se ve parte de una mujer desnuda, en cuyo primer término
está su sexo, y no se le ve el rostro, esto ha hecho que
a lo largo de todos estos años se hayan hecho muchas especulaciones
sobre quién podría ser la modelo.
Este misterio parece que acaba de ser descubierto 152 años
después de su creación, ya que Claude Schopp lo
desvela en el libro "L'origine du monde, vie du modèle"
(Phébus, 2018). El libro saldrá a la venta el próximo
4 de octubre en Francia, pero ya ha trascendido que la identidad
de la mujer era la bailarina de la Ópera de París
Constance Quéniaux.
Se conocía que Courbet realizó la obra por encargo
de un diplomático turco-egipcio, Khalil-Bey. Durante más
de un siglo circularon varios nombres de posibles modelos, Joanna
Hiffernan, amante del pintor, e inmortalizada en otra obra célebre,
“Jo, la belle irlandaise” o Jeanne de Tourbey, condesa
de Loynes, pero ninguna convencía a los expertos.
El autor del libro, Claude Schopp, especialista en Alejandro Dumas,
padre e hijo, ha hecho por azar, ya que no tenía ningún
interés en el famoso cuadro, el descubrimiento quizá
definitivo, descifrando una carta íntima de Dumas hijo
a George Sand. Logró dar con el nombre tras analizar la
correspondencia que se enviaban los escritores.
En una de las cartas de Dumas escribe: "No se puede pintar
con el pincel más delicado y sonoro la entrevista de la
Señorita Queniault de la Ópera".
En el original de la carta de Dumas a George Sand, “interior”
era incomprensible, parecía leerse “entrevista”.
Siguiendo esa pista, Schopp ha podido llegar a la conclusión
aparentemente definitiva: la modelo del sexo pintado en muy primer
plano, en “El origen del mundo”, fue una antigua bailarina,
retirada a los 34 años, Constance Quéniaux.
"Este testimonio de época descubierto por Claude me
permite decir que hay un 99% de posibilidades de que la modelo
de Courbet fuera Constance Quéniaux", señaló
por su parte la directora del departamento de estampas y fotografía
de la BnF, Sylvie Aubenas.
Aubenas también cree poder confirmar el descubrimiento
de Schopp, aportando un dato que apoya la tesis que pudiera ser
definitiva: “A la muerte de Constance se descubrió,
entre su legado, un cuaderno de Courbet, un ramo de flores…
en ese ramo hay una planta muy bella cuya corola roja se expone
espléndida y abierta… ¿qué mejor homenaje
del artista a su modelo..?”
También añade que el nombre de la bailarina debió
ser un "secreto conocido por todos" en el ambiente artístico,
por lo mismo no existía mayores antecedentes sobre quién
era la modelo. Además, Constance con el tiempo dejó
dicha profesión y se dedicó a las labores filantrópicas,
por lo que su figura pasó a ser la de "una mujer de
bien" para dicha época, por lo tanto aún más
se mantuvo en reserva su identidad.
Sin embargo, como Dumas tenía problemas con Coubert, no
tuvo remordimientos en dar a conocer el nombre de Quéniaux
en la carta, hecho que ha permitido poner fin a uno de los mayores
misterios del mundo artístico.
“El origen del mundo”, fue descrito con entusiasmada
precisión por vez primera por Maxime Du Camp, cuando lo
descubrió, cubierto por un velo, en un salón privado
de su primer propietario, el diplomático turco-egipcio,
Khalil-Bey.
Fue el psiquiatra Jacques Lacan, quién donó la obra
al Museo de Orsay, que lo expone desde 1995, con gran éxito. |
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