El anuncio del Museo
Nacional de Escocia de exhibir la pieza, cuando se
cumple el doscientos aniversario del nacimiento del astrónomo
Real de Escocia, Charles Piazzi Smyth, quien hizo los trámites
para que llegara al Reino Unido, ha suscitado una respuesta
contundente e inmediata en Egipto, especialmente sensible tras
décadas de expolio.
La pieza será expuesta por primera vez en el Museo Nacional
de Escocia, situado en Edimburgo, de forma permanente, desde
el próximo 8 de febrero en una nueva galería titulada
“El antiguo Egipto redescubierto”. La piedra pesa
298 kilos y tiene unas dimensiones de 54,6 centímetros
de altura y 68,5 de anchura. Procede del revestimiento de la
Gran Pirámide, de 4.500 años de antigüedad
construido en Giza, a unos 20 kilómetros al suroeste
de El Cairo.
Desde el centro escocés, según han explicado al
periódico EL
MUNDO, explican que el bloque es uno de los pocos
vestigios que ha sobrevivido de la capa que recubría
la pirámide construida por el faraón Keops y el
único que se halla actualmente fuera del país
al que pertenece. Una rara avis que una vez formó parte
de la capaz exterior de piedra caliza blanca, extraída
de la canteras de Tura, a unos 15 kilómetros de la necrópolis,
que lograba que los lados aparecieran completamente lisos.
El Ministerio de Antigüedades egipcio ha confirmado que
su departamento dedicado a la repatriación de objetos,
ha enviado ya una petición al museo para que "presente
los documentos de propiedad y los certificados de exportación
de la piedra arqueológica" y proporcione información
sobre el procedimiento de salida de la pieza así como
la fecha de inclusión en su catálogo."Si
se demuestra que fue obtenida de manera ilegal, se tomarán
todas las medidas necesarias para recuperarla", advierte
Shaaban Abdel Gawad, director general del departamento de repatriación
de antigüedades, quien ha conseguido que miles de piezas
arqueológicas regresen en los últimos años
en virtud de una ley promulgada en 1983 que prohíbe el
tráfico de antigüedades y batalla con museos, casas
de apuestas y coleccionistas en los tribunales y las embajadas
en busca de la repatriación del inmenso patrimonio egipcio.
Desde Edimburgo, la reivindican como lícita. "Después
de revisar todas las pruebas documentales en nuestro poder,
estamos seguros de que somos dueños legales de la piedra
y contamos con los permisos pertinentes y la documentación
en línea con lo que era la práctica común
entonces", ha señalado una portavoz del museo. Su
salida del país egipcio se produjo en el siglo XIX, cuando
la mayoría de las piedras de revestimiento habían
sido retiradas y reutilizadas en la construcción de otros
edificios. La piedra llegó a Reino Unido en 1872, resultado
de la labor de Charles Piazzi Smyth, astrónomo real de
Escocia. "La encontró Waynman Dixon, un ingeniero
que trabajaba para Charles. La localizó entre los escombros
que provocó la construcción de carreteras emprendida
por el Gobierno egipcio en 1869", precisa el museo. Cuatro
años antes, el astrónomo había comenzado
a examinar la pirámide con el plácet del virrey
de Egipto y el apoyo del servicio de antigüedades local.
Una vez en suelo británico, la llevó hasta Edimburgo.
Tras su desembarco en Escocia, fue expuesta en una vitrina elaborada
ad hoc en la biblioteca del Observatorio Real de Escocia y la
residencia de Charles. En 1955 fue donada a la colección
nacional.