Dos
grandes de la cultura se han puesto de acuerdo para abandonar
esta vida el mismo día, hoy el mundo se queda más
huérfano de arte.
Salvador Távora, nacido el 3 de abril
de 1930 en un humilde barrio de Sevilla, vivió en su juventud
las miserias posteriores a la guerra civil española (1936-1939)
y se impregnó de las expresiones folclóricas populares
de Andalucía como el flamenco y el toreo. No fue hasta
cumplir los treinta cuando se lanzó a la carrera de cantaor,
en la que sorprendió por utilizar el flamenco como medio
de denuncia de las penurias de la sociedad andaluza. Toda esta
experiencia la llevó después al teatro con su primera
producción estrenada en Madrid en 1972, Quejío,
un retrato desgarrador de la realidad social de esa región
entonces rural y empobrecida a través de su rico folclore.
Poco después de su estreno se representó en la Sorbona
de París, la primera de las muchas giras y actuaciones
en el extranjero que realizaría con su recién creada
compañía teatral La Cuadra de Sevilla.
Entre sus trabajos más relevantes como autor y dramaturgo
en La Cuadra caben destacar también Los Palos (1975), Herramientas
(1977), Andalucía amarga (1979), Nanas de espinas (1982),
Las Bacantes (1987), Alhucema (1988), Identidades (1994), sus
afamadas Carmen (1996) y Don Juan en los ruedos (2000), ambas
aún en cartel, o las más recientes 'Yerma, mater'
(2005), Flamenco para Traviata (2007), Rafael Alberti, un compromiso
con el pueblo (2010), y Memoria de un caballo andaluz (2012).
A lo largo de su carrera recibió numerosos premios entre
los que destaca la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas
Artes del ministerio de Cultura español o la distinción
como Hijo Predilecto de Sevilla.
Albert Finney nació el 9 de mayo de 1936
y se crió en las afueras de Manchester, en el norte de
Inglaterra. A pesar de tener un origen humilde pudo ingresar a
la prestigiosa Academia Real de Artes Dramáticas. Debutó
profesionalmente a los 19 años y apareció en varias
películas hechas para televisión. En poco tiempo,
los críticos empezaron a calificarlo de "el próximo
Laurence Olivier”. En Londres destacó tanto en obras
de Shakespeare como en obras contemporáneas. Con la versatilidad
de un virtuoso, Finney encarnó a Winston Churchill, el
papa Juan Pablo II, un abogado del sur de Estados Unidos, un gángster
irlandés y un pícaro del siglo XVIII, entre cientos
de personajes.
Fue uno de los pocos astros que quiso evitar los reflectores de
Hollywood, de hecho lo hizo durante más de cinco décadas,
tras alcanzar la fama internacional en 1963 en el papel protagonista
de Tom Jones, donde logró cautivar al público con
su retrato simpático, gracioso y sensual de un pícaro
inglés del siglo XVIII. Esta película le significó
la primera de cinco nominaciones a los Óscar. Recibió
otras por “Asesinato en el Expreso de Oriente”, “The
Dresser “(El vestidor), “Bajo el Volcán”
y “Erin Brockovich”.
En los últimos años participó en varias películas
de acción, entre ellas el thriller de James Bond “Skyfall”
y dos de las películas de la franquicia Bourne.
Además del Óscar, también nueve nominaciones
al BAFTA, del cual ganó en 1961 premio a Mejor Actor revelación
por "Todo comienza el sábado" (1960), y más
adelante, en 2001, recibiría el BAFTA Honorífico.
También fue merecedor de tres Globos de Oro en 1964, 1971
y 2003. |
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