El
galardón más prestigioso de arquitectura, reconoce
a Yvonne Farrel (1951) y Shelley McNamara (1952) por ser "pioneras"
en un sector dominado por hombres, con una obra marcada por la
integridad, que respeta el lugar y la comunidad en que es construida,
según ha señalado el jurado en su fallo, anunciado
en Chicago (EEUU) por el presidente de la Fundación Hyatt,
Tom Pritzker.
"Son pioneras en un campo que ha estado tradicionalmente
y continúa dominado por hombres. Son un faro para otras
profesionales", según el jurado.
Farrel y McNamara son las primeras irlandesas en recibir el galardón,
y la cuarta y quinta mujer tras la anglo-iraquí Zaha Hadid,
que lo consiguió en 2004; la japonesa Kazuyo Sejima junto
a Ryue Nishizawa, en 2010, y la española Carme Pigem junto
a Rafael Aranda y Ramón Villalta, en 2017.
Sus proyectos van desde universidades y edificios oficiales hasta
casas particulares, ubicadas fundamentalmente en Irlanda, pero
también en Italia, Francia y Perú.
A primera vista, los edificios de Farrel y McNamara son grandiosos,
altos y, por el dominio del hormigón, aparentemente fríos.
Esto no impide que su distribución y diseño interior
generen espacios más íntimos, diseñados a
medida del ser humano y de la comunidad en la que se ubica.
Entre sus obras más destacadas se encuentran la Universidad
de Ingeniería y Tecnología UTEC en Lima (Perú,
2015), el Department of Finance en Dublín (2009), la Universita
Luigi Bocconi de Milán (2008) y el School of Economics
de Toulouse (2019).
Arquitectas y profesoras, Farrel y McNamara han desarrollado a
lo largo de 40 años una obra marcada un difícil
equilibrio: sus edificios son "grandiosos y modestos",
combinan "fuerza y delicadeza", y persiguen convertir
las ciudades en espacios "más habitables" y afrontar
soluciones a problemas de índole global y local.
Su arquitectura expresa un continuo diálogo entre lo privado
y lo público, el exterior y el interior, con especial atención
a la elección de materiales: "Intentamos ser conscientes
de los distintos niveles de la ciudad y encontrar las soluciones
que la arquitectura puede aportar en ellos", señalan.
"La arquitectura es el marco de la vida humana. Nos une y
nos conecta al mundo de una manera que no lo consigue ninguna
otra disciplina relacionada con el espacio, apunta McNamara. En
el corazón de nuestro trabajo está la creencia de
que la arquitectura importa".
En los últimos años, Farrel y McNamara ha visto
como su obra ha sido reconocida: En 2018 fueron comisarias de
la Bienal de Venecia de Arquitectura, dedicado al concepto Freespace;
años antes, en 2012, recibieron el León de Plata
de la ciudad italiana por su proyecto Arquitectura como Nueva
Geografía y, en 2019, recibieron el Royal Institute of
Brithish Architects (RIBA), el máximo galardón de
arquitectura inglés. |
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