La inminente amenaza de derribo
de un edificio del complejo gubernamental de Oslo, objeto de
un atentado en 2011, que posee los murales de Picasso: "El
pescador", ubicado en la fachada del edificio, y "La
gaviota", colocado dentro del recinto, ejecutados por el
artista noruego Carl Nesjar, ha disparado las movilizaciones
para salvar el conjunto histórico, entre ellos el MoMA.
Según publican algunos medios noruegos, trabajadores
del MoMA de Nueva York habrían escrito una carta al primer
ministro noruego, Erna Solberg, y al ministro de medio ambiente,
Sveinung Rotevatn, en la que muestran su preocupación
por la demolición del edificio pidiéndoles que
“reconsideren la decisión”, pues no solo
constituiría una pérdida significativa del patrimonio
arquitectónico noruego, sino que sería muy difícil
salvar los murales para colocarlos en otro lugar.
Al parecer, ya han comenzado a perforar el edificio. “Es
preocupante ya que una vez que comiencen a mover el mural, se
romperá. Nadie ha explicado cómo lo harán.
El arte es la pared”, ha declarado Gro Nesjar Greve, la
hija de Carl Nesjar, a “The Art Newspaper”.
Desde la tragedia de julio de 2011, cuando el ultraderechista
Anders Behring Breivik terminó con la vida de 77 personas
e hirió a más de un centenar en un doble atentado
en el centro de Oslo y en la isla de Utoya, ahora se extiende
al destino de dos murales de Pablo Picasso que decora el llamado
bloques Y. Este dificio forma parte de un conjunto de edificios
gubernamentales que fueron dañados por la explosión
del coche bomba que hizo estallar el asesino. Precisamente ese
año tanto los edificios como sus murales fueron nominados
para convertirse en monumentos de patrimonio, pero a causa de
las explosiones los planes para designarlos como monumentos
fracasaron.
Desde entonces, los edificios han permanecido vacíos,
lo que llevó al gobierno de Oslo a ordenar oficialmente
la demolición de Y-Block en 2014, trasladando, eso sí,
sus dos murales. Sin embargo, los conservacionistas y una parte
de la comunidad local se opusieron a este plan, abogando por
la preservación de todo el complejo. "Los murales
se crean in situ y deben entenderse como un conjunto en el que
los edificios, su arte y el área exterior que los rodea
son un todo integrado", dice Gunhild Varvin, jefe de comunicación
de Henie Onstad Kunstsenter, un museo de arte moderno y contemporáneo
en Bærum, a las afueras de Oslo. "Cortar las obras
para integrarlas en una nueva unidad arquitectónica seguramente
desvalorará el trabajo artístico".
La controversia detuvo el plan original, pero en febrero de
este año, el gobierno anunció que finalmente avanzaría
con la demolición y el rescate. Y al igual que antes,
los conservacionistas están indignados. "El edificio
y su programa de arte fueron concebidos como un todo integrado",
dice Mari Hvattum, profesora de historia y teoría de
la arquitectura en la Escuela de Arquitectura y Diseño
de Oslo. "Mantener el arte sin el edificio no tiene mucho
sentido". Graham Bell, miembro de la junta de Europa Nostra,
un grupo de preservación del patrimonio cultural que
ha seleccionado dos veces los murales como algunas de las obras
de arte más amenazadas de Europa, está de acuerdo.
“Los murales son una instalación rara, una integración
de la interpretación de Picasso de temas que hablan del
pueblo noruego. Son el producto de una colaboración íntima
entre un arquitecto y un artista en sus materiales y mensaje
", señala. "Reubicarlos interrumpiría
el diálogo, de manera que cualquiera que 'los escuchara',
oiría solo la mitad y tendría dudas sobre qué
ese estaba discutiendo en ellos".
A pesar de la sombría perspectiva del destino de las
obras, muchos expertos, y el público en general, continúan
promoviendo la preservación de los murales en su contexto
original, particularmente dado el simbolismo del sitio desde
el ataque de 2011. "El terrorista no logró destruir
los edificios, y el hecho de que tanto el bloque H como el bloque
Y sigan en pie estructuralmente sólidos debería
ser una razón importante para preservarlos", dice
Varvin.
El Gobierno noruego se mantiene sin embargo firme en la decisión
de derribar el edificio adoptada en 2014, apelando sobre todo
a cuestiones de seguridad, porque bajo la parte norte del “bloque
Y” pasa una nueva circunvalación; y ha rechazado
estudiar una reforma del edificio por cuestiones técnicas
y económicas.
El Gobierno quería derribar todo el complejo inicialmente,
pero tras fuertes críticas de organismos como la Oficina
Nacional de Patrimonio, anunció hace cinco años
el proyecto definitivo, que salva el edificio principal pero
no el “bloque Y”, pese a que no quedó afectado
por el atentado, y reforma todo el arenal.
Los murales, ubicados en dos edificios modernistas en el distrito
Regjeringskvartalet de Oslo diseñados por el arquitecto
noruego Erling Viksjø, “La playa”, “La
gaviota”, “El sátiro y el fauno” y
dos versiones de “Pescadores” se caracterizan por
un estilo infantil y trazos geométricos. Cuatro de ellos
fueron específicamente pensados para los edificios y
suponen la primera incursión de Picasso en la pintura
mural de grandes dimensiones a finales de los años cincuenta
y principios de los sesenta. Fueron fijados al hormigón
por el artista noruego Carl Nesjar mediante chorros de arena.