El hallazgo tuvo lugar en una
de las atalayas de vigilancia de la Gran Muralla, patrimonio
Mundial de la UNESCO desde 1987, que, según los arqueólogos,
hizo las funciones de armería y sería la primera
que se identifica en el tramo de la construcción que
pasa por Pekín.
Los 59 artilugios que se han hallado en la sección de
Badaling, tenían "gran poder explosivo" y eran
empleados en la defensa contra las invasiones enemigas, según
explicó el arqueólogo Ma Luwei, citado por el
diario oficial Global Times.
"Estas armas eran fáciles de hacer y muy útiles
para que los soldados se las lanzaran a los invasores desde
lo alto de la muralla", indicó Ma.
Las bombas de piedra eran además uno de los instrumentos
preferidos por Qi Jiguang, un general de la dinastía
Ming considerado un innovador del armamento y el sistema militar
de la época.
Además de la armería, en esta campaña arqueológica
se descubrieron otras construcciones a lo largo de la muralla,
entre ellas un muro de "cara de caballo" al que los
soldados se encaramaban para lanzar sus flechas al enemigo y
un fortín de piedra para sostener cañones.
El tramo de la Gran Muralla que atraviesa Pekín está
considerado uno de los más complejos en cuanto a edificaciones
y características geológicas, y en él se
han llevado a cabo más de 110 proyectos de conservación
desde el año 2000, según el mencionado periódico.