Se trata de unas pinturas murales
al óleo sobre yeso pintadas en 1511 por Juan de Borgoña,
pintor que estaba al servicio de la catedral desde 1495. Dicho
mural ha sido hallado en la antesala capitular del templo al
retirar unos armarios, que se colocaron en 1780 para guardar
las actas de las reuniones del Cabildo catedralicio.
En 2019 se completó la restauración de la Sala
Capitular, y se continuó con la restauración de
la puerta de acceso y del llamado zaguán o antesala.
Adosados a los muros laterales de esta antesala, se encontraban
dos armarios, uno de ellos de madera de nogal, situado en el
muro izquierdo construido por el escultor Gregorio Pardo, comenzado
en 1549 y acabado en 1551, y el otro, imitando al anterior,
en el muro derecho, obra de Gregorio López Durango en
1780. Siendo tras este último donde ha aparecido el mural.
El mural realizado por Juan de Borgoña y sus ayudantes
Diego López, Luis de Medina y Alfonso Sánchez
está compuesto por tres escenas enmarcadas por pilastras
y zócalo. En la central está el escudo del cardenal
Cisneros en forma de cabeza de caballo rodeado por dos cornucopias
de la abundancia y dos jarrones a ambos lados, uno con clavelinas
y el otro con azucenas. Sobre ellos una corona de laurel, el
capelo cardenalicio y los cordones de quince borlas sostenido
por dos querubines. En ambos laterales, dos escenas de jarrones
con árboles frutales sostenidos por tres figuras de niño.
Las tareas de restauración de la Sala Capitular, de la
antesala, del zaguán y de otras zonas del templo se enmarcan
en la celebración del VIII centenario de la catedral
de Toledo, templo primado de España, que se conmemorará
en 2026.