Una
escultura del siglo II d.C., que fue robada en 1986 de las proximidades
del Capitolio romano, ha vuelto ahora a Roma tras ser descubierta
en Barcelona. La estatua, de mármol blanco, que representa
a un senador, fue interceptada por la policía en febrero
de 2005, cuando un anticuario barcelonés solicitó
autorización para exportarla a México.
La obra, valorada en 160.000 euros, fue entregada el pasado
miércoles por el jefe superior de Policía de Cataluña,
el comisario José Irineo López Rodríguez,
al cónsul de Italia en Barcelona, Roberto Natali, y a
dos altos funcionarios del Comando Carabinieri Tutela Patrimonio
Culturale. La entrega, en presencia de la directora del Museo
Arqueológico de Cataluña, Núria Rafel Fontanals,
pone punto final al misterioso viaje de este senador romano.
El caso se inició el 3 de abril de 1986, cuando una patrulla
de vigilancia detectó la desaparición de una de
las estatuas que adornan el parque de Colle Oppio. Éste
es parte de una de las siete colinas de Roma y está próximo
al coliseo. En concreto, la figura estaba situada en la llamada
Casetta ex omni.
La escultura reapareció en diciembre de 2004 en Barcelona
18 años después del robo.
Mientras se tramitaban las gestiones que ahora han culminado
con el retorno a Italia de la estatua, ha estado depositada
en el Museo de Arqueología de Cataluña. Mientras,
la policía española tomó declaración
al anticuario Félix C., que hace cuatro años abrió
otra tienda en el barrio de Salamanca, en Madrid.
El anticuario, especializado en el comercio de piezas arqueológicas
de Roma y Grecia, declaró a la policía que había
comprado la escultura diez o doce años atrás a
un coleccionista de Barcelona identificado como G. S. B., y
que lo hizo ‘de buena fe’ al ignorar su procedencia
delictiva. Según el anticuario son piezas que circulan
de mano en mano. Y él la adquirí cuando ya había
pasado en España por cuatro manos diferentes. También
comentó que era la primera vez que le pasaba en 30 de
negocio.
Fuentes del Grupo de Patrimonio Histórico Artístico
de la Jefatura Superior de Policía de Barcelona admiten
que va a resultar difícil averiguar cómo llegó
a España la escultura del senador romano, a la que le
falta la cabeza y que tiene unas dimensiones de 140 centímetros
de altura por 55 de anchura.