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Breve historia del cómic (III). La II Guerra Mundial y la década de los cuarenta
Marc Montijano Cañellas
04/05/2007


El estallido de la II Guerra Mundial abrió un periodo de crisis en la evolución y expansión del arte de los cómics. Además de los factores industriales, como la aguda crisis del papel, gravitaron sobre aquellos los imperativos políticos del momento transformándolos en armas propagandísticas al servicio de la guerra, plegados a una militarización masiva de sus personajes y a un esquematismo temático empobrecedor.

Joe PalookaLa vinculación entre los dibujantes de cómics y los intereses de la propaganda militar fue en ocasiones muy estrecha, como ocurrió con Joe Palooka, a quien su dibujante, Ham Fisher, enroló en el ejercito, de acuerdo con el War Department, pues este organismo comunicaba a Fisher con antelación informaciones secretas a cerca de los planes estratégicos, para dotar de una convincente autenticidad a los sucesivos relatos gráficos. Pero su vocación bélica no era un fenómeno asilado, pues desde las páginas del New York Sun, el comandante Don Winslow of de Navy, dibujado por Carl Hammond, llevaba años estimulando la recluta para el cuerpo de marines. Y Terry Lee, obra de Milton Caniff, había mudado paulatinamente sus aventuras contra los piratas asiáticos hacia luchas de signo netamente racista y antijaponés.

Ningún héroe estuvo exento del fervor político, y hasta el futurista Flash Gordon adquirió el tinte de un libertador que en nombre de la democracia lucha contra la dictadura totalitaria y fascista del emperador Ming.

Así mientras muchos personajes tradicionales vestían el uniforme y marchaban al frente para combatir al enemigo (y otros lo hacían en la retaguardia como Carlie Chan [Nota 1] o Dick Tracy, persiguiendo a espías y saboteadores), la coyuntura bélica sirvió para alumbrar el nacimiento de nuevos héroes, surgidos al amparo de aquellas circunstancias. El más famoso iba a ser Captain America (1941), escrito por Joe Simon y dibujado por Jack Kirby.

Capitan AmericaLa historia del Capitán América representa al prototipo de persona corriente, incluso débil y frágil, que sufre una alteración que lo convierte en superhéroe, esa dualidad tan presente en la mitología del cómic y que le confiere un especial atractivo al personaje. Y que no deja de ser una variante más del espíritu americano, del sueño americano del hombre corriente que llega a la cima. Steven Grant Rogers, el fututo Capitán América, nació durante los años de la Depresión, y creció en una familia pobre, su padre murió cuando aún era niño, y su madre cuando apenas empezaba a dejar la adolescencia. Era un estudiante de bellas artes cuando horrorizado por los crímenes cometidos por los nazis en Europa trató de alistarse en el ejército estadounidense, pero fue rechazado por su pobre condición física. Sin embargo, un oficial de la armada le dijo que buscaba voluntarios para un proyecto secreto del gobierno y le ofreció participar en él como sujeto de pruebas. Le inyectan un curioso serum, capaz de desarrollar el cuerpo y el espíritu. A través del suero del super soldado adquirió un cuerpo atléticamente perfecto y todas sus capacidades físicas (fuerza, velocidad, agilidad, destreza) fueron aumentadas hasta el máximo humano. Así se transforma en un superhéroe vestido con la bandera americana y recibe el sencillo nombre de Captain America.

Capitan AmericaEl personaje fue uno de los más populares en los años 40, pero al acabar la guerra cayó en el olvido, a pesar de algunos esfuerzos por revivirlo en la década de los 50 como un héroe anticomunista. Fue rescatado en 1964 y desde entonces se ha convertido en uno de los superhéroes más importantes de esta compañía, aunque recientemente fue asesinado. El pasado 7 de Marzo del 2007 a los 66 años de edad Steve Rogers murió asesinado [Nota 2] (en Captain America Vol. 5 número 25 de la edición estadounidense).

En el plano militar revistió especial interés Male Call [Nota 3] (La llamada del macho), 1942, que Milton Caniff creó por encargo del ejercito y para su exclusivo consumo.

El fin de las hostilidades abrió un periodo de desconcierto en el mercado de los cómics estadounidenses motivado por la incertidumbre de los creadores ante la evolución del gusto colectivo y el dilema de la adecuación de sus personajes.

En Europa herida en su suelo y en sus industrias por las operaciones militares y asediada por necesidades angustiosas y prioritarias, fue también muy laborioso el despegue pos bélico de los cómics. En España, los problemas provenían de otra guerra, junto a las revistas autárquicas Chicos, Mis Chicas, Chiquitito y Gran Chicos, apareció en 1944 Leyendas infantiles, que reanudó el ciclo de los grandes héroes aventureros estadounidenses.

PulgarcitoEntretanto, el veterano semanario TBO [Nota 4], en donde brilló a gran altura la sátira de La familia Ulises, de Marino Benejam, fue paulatinamente ensombrecido por las innovaciones del más incisivo Pulgarcito [Nota 5], revista que adquirió el insólito valor de testimonio jocoso de las penalidades de la vida española en aquellos años difíciles: el perpetuamente frustrado Reportero Tribulete (1947), de Cifré; la sátira del burgués satisfecho Gordito Relleno (1948), de Peñarroya; las solteronas y reprimidas Hermanas Gilda (1949), de Manuel Vazquez; la mujer de edad incierta y perennemente vestida de negro, Doña Urraca (1948), de Jorge (pseudónimo de Miguel Bernet Toledano); el siempre hambriento Carpanta (1947), y los contestatarios y devastadores hermanos Zipi y Zape (1948), ambas tiras de Escobar, junto a otros menos conocidos en la actualidad como El loco Carioco, de Conti o Don Furcio Buscabollos, de Cifré ofrecieron un retrato en clave cómica de las dificultades sociales o de las intimas aspiraciones nacidas en unos años difíciles y de extensa frustración colectiva.


Nota 1: Charlie Chan, es un dectective chino que ejerce su profesión en Hawai. Hace su primera aparición en 1929 como héroe de un folletín titulado Tha House without a Key. Escrito por Earl Derr Biggers, consiguió tal éxito desde el principio que , que generó adaptaciones televisivas y cinematográficas. McNaught Syndicate compró los derechos y organizó un concurso para decidir el dibujante. Alfred Andriola, por entonces ayudante de Milton Caniff, consiguió facilmente la adjudicación y animó al personaje de 1938 a 1942.

Nota 2: Su muerte se produce tras el final de la serie limitada Civil War, que finaliza con el Capitán América detenido por la policía por no querer someterse a su inscripción en un registro de superhéroes como medida adoptada por la nueva Ley Antiterrorista. Al ir a entrar en el juzgado para ser procesado, es acribillado por un francotirador, que lo hiere en el hombro, el pecho y el estómago, muriendo poco tiempo más tarde en el Hospital Mercy.

Nota 3: En 1942, como consecuencia del éxito obtenido por su serie Terry and the Pirates, Milton Caniff llegó al cenit de la gloria. El Camp Newpaper Service, especializado en publicaciones militares, acudió a él para que hiciera una tira diaria, destinada a sostener la moral de las tropas que combatían en la II Guerra Mundial. Caniff aceptó encantado y el 11 de Octubre de 1942 empezó un cómic basado en la rubia Burma. La bonita mujer vivió numerosas peripecias erótico-militares, desarrolladas en forma de gags independientes.

Nota 4: TBO fue una revista de historietas española, de periodicidad semanal, que apareció en 1917 y que tuvo una gran importancia en la historia del cómic español, hasta el punto de que del título de la revista surgió el término tebeo. Los editores fueron los socios Buigas, Estivill y Viña hasta 1983, en que pasó a ser editada por Bruguera, y luego por Ediciones B.
El primer número de TBO apareció el 17 de marzo de 1917, impreso en el taller de litografía de Arturo Suárez en Barcelona. Al principio, la revista estaba impresa en un solo color (azul), pero, a partir del noveno número, con la incorporación de Joaquín Buigas Garriga a la dirección de la revista, pasó a utilizar dos colores (rojo y negro). Otra innovación del nuevo director de la revista fue situar en la portada una historieta, en lugar del chiste de una sola viñeta que aparecía en los primeros números. El precio inicial de portada era de 10 céntimos. La revista tuvo un éxito creciente, pasando de unas ventas de 9.000 ejemplares en 1917 a 220.000 en 1935, lo que la convirtió en la revista de historieta más vendida del período anterior a la guerra civil española.
TBO estaba claramente orientada al público infantil, por lo cual se centró en el humor blanco y excluyó de sus páginas contenidos políticos o satíricos. En esta etapa, colaboraron en TBO autores españoles como Donaz, Urda (1888-1974), Tínez, Nit, Ricard Opisso (1880-1966), Méndez Álvarez o Castanys. La revista dedicó escasa atención a la publicación de autores extranjeros, aunque pueden citarse George McManus, Soglow o McClure. La mayoría de las historietas de la revista eran gags breves, sin personajes fijos. Su principal competidora en la preguerra fue la también barcelonesa Pulgarcito, aparecida en 1921, que se vendía a sólo cinco céntimos.

Nota 5: Pulgarcito fue una revista de historietas española de periodicidad semanal publicada por la editorial El Gato Negro (luego Editorial Bruguera) a partir de junio de 1921. Al principio, la revista combinaba relatos, artículos, pasatiempos y chistes; la historieta tenía en sus páginas sólo una presencia testimonial. Muy pronto tuvo un considerable éxito de público. En las primeras historietas de la revista colaboraron dibujantes como Salvador Mestres y Emili Boix. Tras la guerra civil, la penuria económica dificultó la publicación de la revista. Entre 1945 y 1947 se publican, con periodicidad irregular, sólo 13 números y un almanaque. Entre 1947 y 1952 Pulgarcito recupera su aparición semanal, pero cambia frecuentemente de cabecera (manteniendo siempre la palabra Pulgarcito, junto a cambiantes antetítulos), y elude la numeración en portada, ya que carecía del permiso oficial para publicarse regularmente. En esta época se inició el auge de las historietas cómicas de Bruguera, con la aparición de personajes que han quedado en la memoria colectiva de generaciones de españoles. Pulgarcito continuó publicándose hasta 1986, fecha en que desapareció Bruguera. Asociadas a esta revista, fueron también editadas por la misma editorial las revistas Gran Pulgarcito (1969-70), que alternaba el material de Bruguera con historietas foráneas, fundamentalmente francesas; y Súper Pulgarcito.