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Hace 10 años, un elefante se balanceaba [1ª parte]
Rolando Gabrielli
08/10/2013


Lo complicado para un escritor chileno es mirarse el ombligo en un país tan largo, rocoso y desmembrado. En cualquier momento el ombligo aparece por el ojo, la espalda, una rodilla o en el pecho como un hueco profundo convertido en sal o arena del desierto.

Rolando Gabrielli©2013


Hace diez años partió el poeta y narrador chileno, Roberto Bolaño en su mágica ceremonia vikinga en el mar Mediterráneo. Debió saber por las pistas que dejaban sus conversaciones, últimas entrevistas, viajes, encuentros, discursos, premios, que se iba prematuramente y encabezaba una nueva generación de escritores. Personalmente me enteré tarde que moría inevitablemente, aunque lo supe el mismo 15 de julio del 2003, día que comencé a escribirle un email, sabiendo que no lo recibiría. Me había hecho un poco amigo de su literatura y desplantes, con una cierta complicidad en su entrega kafkiana por su obra hasta el final de sus días. Los afectos en literatura suelen ser elementos de alto riesgo, pero a la postre, resultan estimulantes, si son verdaderos.

Roberto Bolaño Roberto Bolaño Roberto Bolaño

Ahora pienso que siguió caminos distintos a los del poeta vidente y maldito, Arthur Rimbaud,- que tanto admiraba- y que abandonó su poesía a los 18 o 19 años, para borrar las huellas de su joven y profundo pasado e iniciar una aventura infinita por África. El poeta de una Temporada en el infierno y de las Iluminaciones, no volvió a escribir un poema más en su fulgurante vida y dejó que la aventura del destino que se impuso asimismo a partir de Harar, actual Etiopía, concluyera con su existencia a los 37 años, como un hilo que se pierde de su ovillo. En un hospital de Marsella ancló lo que le quedaba de humanidad. Su hermana menor, Isabelle, dibujó el rostro de su última mirada y acunó el sueño final de este pequeño gran dios de la poesía universal. La vida de Bolaño se extinguió en el Hospital Universitario del Valle de Hebrón, Barcelona, a la edad de 50 años.

Bolaño sigue escribiendo

Bolaño fue un santiaguino que vivió en la provincia chilena, se instaló posteriormente en la ciudad más poblada del mundo, el DF, un tiempo en Barcelona y volvió finalmente a los pequeños pueblos de Cataluña, donde se ‘inmoló’ y glorificó en su obra literaria, no sin antes deambular por caminos desconocidos. Su paisaje terminó siendo la palabra. En las madrugadas de su presente perpetiu cocinaba su historia y la nueva novela con fervor. No sé de quién es la frase, pero se aplica: Bolaño dejó el resto. Pareciera que todo lo demás es la prosa vulgar del elogio de los medios después de su partida. Algo de eso hay tal vez, porque una historia para ser verdadera no termina nunca de completarse. Alguien siempre la volverá a recrear con sus propias lecturas. Ahí sabremos, si en verdad, perdurará en el tiempo.

En esta década, Bolaño ha seguido concretando su proyecto de escritura, no sólo lo que dejó escrito para publicar, como 2666, o en su ordenador, libretas, cartas, sino en lo que de él se escribe, habla, dice y desdice, que resulta tan poderoso como el primer nombre que escogió para su novela que terminó llamándose: Nocturno de Chile, cuando en verdad le correspondía uno más original y acorde con la historia: Tormenta de mierda.

Photo taken on 19 June 2007 (© hav / Flickr) Quema de libros en Chila durante la dictadura Roberto Bolaño

Las editoriales tienen su corazoncito de seda y Anagrama lo cambió. Casi bordea lo nerudiano, con sus crepúsculos. Desde luego son otros los tiempos y realidades, Chile no estaba para puestas de sol. En una mansión bucólica y familiar, donde se hacían tertulias literarias y torturaba al mismo tiempo, el dueño de casa podría ser reconocido ahora como el asesino de Pablo Neruda. La esposa del anfitrión, quien compartía el oficio de escritora y agente de la DINA, había leído a los ocho años de edad al clásico ruso: Crimen y Castigo, de acuerdo con sus datos biográficos. Sin embargo, fueron sus lecturas de Borges en 1968, las que la llevaron a cultivar la escritura. Cabe destacar que fue alumna aventajada del Taller de Enrique Lafourcade. Al parecer comenzó a novelar su propia vida. Uno de sus primeros textos relata la acción de una persona que le encargan colocar una bomba bajo un automóvil. Ella estuvo el día en que su esposo hizo volar al General Prats en Buenos Aires. Cualquier coincidencia con la realidad, es pura ficción. En el orden de las coincidencias, su primer marido se llamó Pablo. Posteriormente, creó su propio taller, al que acudían Carlos Franz, Gonzalo Contreras y Carlos Iturra, entre otros.

Cuentan que Lafourcade invitó a Nicanor Parra a una de esas tertulias de esta naciente escritora. Ocasión en que el antipoeta y un pintor se iban a dar de golpes un 18 de septiembre. Lafourcade pidió a la dueña de casa la expulsión del díscolo pintor. Son veladas en tiempos del apagón cultural, cuando murió la literatura en Chile. El toque de queda escribía sus mejores guiones. Cine mudo, la orden y bando del día.

Esta escalofriante trama de novela negrísima, agrega a la escena del supuesto crimen del poeta, una nueva revelación: saber si el cadáver exhumado para una investigación es el verdadero Neruda y comprobar si fue envenenado o no. El mayor sospechoso del posible envenenamiento es un enigmático llamado Dr. Price, cuya descripción corresponde al de una persona de unos 27 a 30 años, 1.80 de estatura, rubio y de ojos azules, un físico muy parecido a un ex agente norteamericano de la DINA, que participó en la muerte de Orlando Letelier y del General Prats y su esposa. También atentó contra el matrimonio Leighton en Roma y fue un activo militante en la desestabilización de Chile desde la elección de Allende y posterior instauración del terror.

Con esas generales,lo describe el Dr. de la Clínica Santa María, Sergio Drapper quien atendió también al asesinado ex presidente Eduardo Frei, en esas mismas instalaciones en 1982. El ‘Dr. Price’, sería el anfitrión además, de las tertulias literarias en la casa donde se torturaba y se invocaban versos endecasílabos, al compás del toque de queda.

Roberto Bolaño Roberto Bolaño Roberto Bolaño

El círculo de Neruda fue afectado, primero por las torturas a su chofer, y posteriormente por el asesinato de su secretario privado, el poeta Homero Arce, esposo de la musa del Poema 20, Laura Arrué, del emblemático libro nerudiano. El discreto y silencioso sonetista de Isla Negra, Homero Arce, fue brutalmente golpeado y arrojado mortalmente herido a las puertas de su casa. Han pasado cuarenta años desde el empujón de Chile hacia el abismo, el 11 de septiembre de 1973, y aún se suceden muchas preguntas desde un pozo profundo de interrogantes. Una de ellas es la muerte de Neruda. No se ha cerrado el circulo, los forenses de Chile y Estados Unidos deben resolver ese enigma 40 años después, en los próximos días o semanas... El poeta murió sorpresivamente el 23 de septiembre de 1973.

Las manos de los Poncio Pilatos de la Corte Suprema chilena, que insinúan un deslavado perdón, 40 años después, son simplemente antológicas. La ley del embudo sacó patente de corso en Chile.

• El jardín del terror

La cultura del terror tomaba palco en Chile. Según la agencia alemana DPA, la dictadura militar comenzó a partir de 1980 a remover cuerpos de opositores asesinados en sus cárceles secretas y enterrados clandestinamente, en la llamada operación ‘Retiro de Televisores’, para borrar pruebas. Bolaño ya estaría escribiendo esa historia, que de comprobarse, quedará abierta para un avispado narrador de novela negra y el Chile de Pinochet seguirá bajando un peldaño más barranco abajo.

En este breve relato Nocturno de Chile, Bolaño muestra la pericia de un narrador que explora el horror desde la literatura en clave literaria chilena. Deja correr en medio de la tormenta, ese leitmotiv nerudiano que pareciera quitarle el sueño a Bolaño, y asoma en este libro en un juego sutil con el mito Neruda, para poner a pensar a quien conoce de las veleidades literarias de los dos críticos más representativos de una época pertenecientes al diario más influyente de Chile, (al que Bolaño nunca nombra). Bolaño sabe que el arco iris de la poesía nerudiana es de amplio espectro en Chile, para no ir más lejos, y hace referencia a ello en tono irónico. En el fondo del telón de Chile subyace además ‘una defensa y se busca hacer justicia’ al poeta Enrique Lihn.

Roberto Bolaño, 'Nocturno de Chile'  Roberto Bolaño, 'By night in Chile'  Roberto Bolaño

¿Por qué, se preguntará usted, amigo lector? Lihn fue injusta y torpemente ignorado por ambos críticos de la crítica oficial, como otros poetas, a los que se les certificaba desde las páginas mercuriales, la vida y la muerte de sus obras. Ambos críticos elogiaron las obras de Neruda, Mistral y Parra.

Uno de los principales personajes de Nocturno de Chile, se llama Farewell, título de uno de los más emblemáticos poemas del Neruda adolescente, contenido en su libro Crepusculario, que el crítico literario Alone (Farewell), le habría financiado para publicar en los albores del amanecer nerudiano.

En el cáustico juego literario que Bolaño introduce a través de un encargo de las más altas esferas que hacen dos lugares tenientes de la dictadura, Odeim (Miedo) y Oido (Odio), al protagonista Sebastián Urrutia Lacroix, conocido como el cura Ibacache, para que enseñe marxismo a la Junta Militar chilena, queda en claro para quien haya vivido ese tiempo histórico, que está ante unas de las páginas más demoledoras del Chile de Pinochet, quien prohibió, quemó libros y mandó a desaparecer a sus opositores. El augusto dictador interroga al cura Ibacache sobre qué leía Allende y los dos últimos presidentes constitucionalistas de Chile. Él mismo se responde: revistitas, uno de ellos, historias de amor, noticias. Ninguno escribió nada, agrega, mientras que él, sí escribió libros de geopolítica, sin ayuda de nadie. Nocturno de Chile fue editado el año 2000, Bolaño no alcanzó a conocer la historia real del gran farsante, que con fondos fiscales acumuló 55 mil libros en su inexpugnable y hoy denunciada biblioteca, que contiene primeras ediciones del patrimonio bibliográfico nacional. Entre las curiosidades y coincidencias literarias, cabe destacar que el personaje y anfitriona de la casa del terror literario descrita en Nocturno de Chile, escribió su propia historia en La larga noche, un libro financiado y censurado posteriormente por la misma dictadura.

A Bolaño le gustaba el título de su obra en inglés: By night in Chile, es como la noche de Chile. Con esta novela, donde el bien y el mal se miran al espejo, abre una caja de Pandora que nos lleva a estirar más la cuerda que las palabras escritas.

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DATOS DEL AUTOR:


Rolando Gabrielli (Santiago de Chile, 1947). Estudió Periodismo en la Universidad de Chile. Ejerció hasta el 11 de septiembre de 1973 en su país. Fue Corresponsal Extranjero en Colombia y Panamá (1975-79). Funcionario Internacional, experto en la industria bananera, encargado de estrategias para los ocho países de la región miembros de la UPEB, Editor de la publicación científico-técnica y económica, con circulación en 56 países, columnista de la revista alemana D+C (1979-89). Escribe para varios periódicos panameños como Analista Internacional y trabaja en el programa de la Unión Europea-PNUD, Tips On Line, mercadeo de oportunidades empresariales vía Internet. Asesor en estrategias empresariales, editor de Suplementos especializados, ha trabajado y lo hace actualmente en marketing.