Después
del periodo de crisis padecido durante los años de guerra y de
posguerra, hacia 1950 se asistió en Estados Unidos y en Europa
a un progresivo renacimiento de este medio expresivo que conduciría
incluso a nuevos y audaces planteamientos estéticos.
El
renacimiento de los cómics estadounidense fue especialmente visible
en el campo humorístico, debido al repliegue de los héroes
épicos tras la guerra y las amenazas censoras, pero también
como fruto de la expansiva competencia de la narrativa televisada, que
a partir de este periodo condicionaría la evolución tanto
del cine como de los cómics. En el campo satírico rompió
el frente la excelente tira Pogo (1948), de Walt Kelly [Nota
1], que utilizó incisivas fábulas animales,
para comentar con agudo acento crítico la realidad política
y social.
El nuevo enfoque adulto y polémico
de Pogo estaría también presente en Peanuts
[Nota 2] (Carlitos),
1950, tira con la que Charles M. Schulz, renovó drásticamente
los supuestos de la Kid strip tradicional. Protagonizada por
Charly Brown y Snoopy, a lo largo de su historia la tira cómica
gozó de un enorme éxito que fue en continuo aumento hasta
la muerte de Schulz en el año 2000.
A este nuevo ciclo infantil perteneció
también Dennis the Menace (1951), (Daniel el Travieso
[Nota 3]), de Hank
Ketcham, el famoso niño que le hace la vida imposible a su vecino,
el jubilado señor Wilson.
En
la tradición de la family strip se abrió paso
la serie B.C [Nota 4]
(1958), de Johnny Hart, ambientada en la prehistoria y que permitió
a su autor satirizar el concepto de civilización y las raíces
de la conducta humana. William Hanna y Joe Barbera (autores de Tom
y Jerry [Nota 5])
situaron también en la Edad de Piedra la serie The Flinstones
(Los Picapiedras, 1959), transponiendo utensilios y costumbres
de la vida doméstica actual a la era cavernícola.
William Hanna y Joseph Barbera, merecen
una mención a parte ya que han contribuido maravillosamente a
la difusión del cómic a través de la televisión
creando series y personajes míticos, que forman ya parte del
imaginario colectivo de la sociedad occidental. Hanna y Barbera trabajaron
juntos por primera vez en el estudio de animación de Metro-Goldwyn-Mayer
en 1939. Su primer proyecto como directores fue un dibujo animado titulado
Puss Gets the Boot (1940), que sirvió como la primera
aparición de los personajes Tom y Jerry. De un modo
sintético y sin extendernos muchos, ellos son los creadores de
Los Picapiedra (1960), El Oso Yogui (1961), Don
Gato (1961), Maguila Gorila (1963), Los autos locos
(1968), Scooby-Doo, Where Are You! (1969), Pebbles & Bamm-Bamm
(1971), Los Pitufos (1981), creados por el historietista belga
Peyo (Pierre Culliford 1928-1992), pero popularizados por la serie animada
de televisión de los estudios Hanna-Barbera; Richie Rich
Show (1982), Los Snorkels (1984). O los éxitos
más recientes de su compañía El Laboratorio
de Dexter (1996), Johnny Bravo, Cow and Chicken
y Yo soy La Comadreja (1997).
A día de hoy, su estela sigue
viva aunque sus creadores William Hanna (1910-2001), y Joseph Roland
Barbera (1911-2006), ya han fallecido. Actualmente, el nombre Hanna-Barbera
[Nota 6] se mantiene
en los créditos de las series clásicas como Los Picapiedra
o Scooby-Doo, pero el estudio que hace el trabajo es Cartoon
Network Studios, que continua con la tradición de la antigua
compañía creando series animadas.
En Europa destaca a finales de los
cincuenta otra serie capital. En 1959, el guionista René Goscinny,
que colabora en la serie del cowboy Lucky Luke [Nota
7], ideó al minúsculo y forzudo guerrero galo
Asterix [Nota 8],
que, dibujado por Albert Uderzo, iba a convertirse en el cómic
más popular del área francófona.
Astérix
vive alrededor del año 50 a.C. en una aldea al noroeste de la
Galia, la única parte del país que no ha sido conquistada
aún por los romanos, los ejércitos de Julio César.
Los habitantes de la aldea adquieren una fuerza sobrehumana tras beber
una poción mágica preparada por el druida Panorámix.
La historia es de sobras conocida y ha sabido cautivar a millones de
lectores. Se han editado una treintena de álbumes con las aventuras
de Asterix y Obelix, así como se han rodado varias películas
de animación basadas en estos personajes.
Un elemento clave en el éxito
Asterix, que es común en la mayor parte de las obras
que estamos analizando, es el hecho de que contiene elementos cómicos
para lectores de distintas edades, por lo que gozan de un público
amplísimo. Niños y adultos disfrutan con la lectura y
la contemplación de estas obras, atrayéndoles por igual
aunque por diversos motivos. Lo mismo ocurre con Peanuts, y
sucederá con muchas de las obras que analizaremos a continuación.
Cronológicamente la primera
de ellas es Mafalda. La universalización del cómic
latinoamericano resultó clamoroso con la insolente e ingeniosa
niña Mafalda [Nota
9] (1964), de gruesa cabeza sobre diminuto cuerpo, obra del
argentino Quino (Joaquín Salvador Lavado); aquélla encabezaba
un clan formado por Manolito, Felipe, Susanita, Miguelito y el bebé
Guille, opuesto polémicamente como réplica airada a las
pandillas de niños neuróticos y bien alimentados de las
tiras estadounidenses.
Mafalda
es una niña precoz, contestataria y ferozmente polémica,
se cuestiona el estado del mundo tomando como a testigos a sus padres
a los que desorienta con su aplomo y sus preguntas. Un enfant terrible
dentro de una familia media prototípica. En Mafalda, Quino describe
una sociedad angustiada por unas perspectivas inquietantes, los personajes
infantiles interpretan de una manera racional la historia, cuestionando
constantemente el mundo de los adultos. Es una obra sencillamente genial,
que puede ser leída y releída y que con el paso de los
años no ha perdido actualidad. Las guerras son diferentes pero
son la misma, al igual ocurre con las demás miserias morales
y sociales de la humanidad.
Continuando en el continente americano,
en Estados Unidos a pesar del peso que posee en el campo de los superhéroes,
es por suerte también bastante rica en el apartado humorístico.
Un buen ejemplo de ello es la tira de Jim Davis, Garfield [Nota
10], uno de los mayores fenómenos del cómic
norteamericano, galardonada en 1982 y 1986 con el premio a la mejor
tira diaria humorística otorgado por la National Cartoonist Society.
Garfield nació en 1978 ya en ese momento se publicaba en una
cuarentena de periódicos, pero menos de diez años después,
aparecía en más de dos mil periódicos y magazines
de todo el mundo. La tira cómica, tiene como protagonistas al
gato Garfield, al no demasiado despierto perro Odie, y a su dueño,
el torpón Jon Arbuckle (Jon Bonachón en el doblaje argentino
y chileno), especialmente desafortunado en su vida amorosa.
Otra serie mítica es Lupo
Alberto [Nota 11],
cuya trama se desarrolla en la periferia que rodea la granja de los
Mac Keizie, es tal vez menos conocida que Garfield pero también
muy interesante. Este pobre lobo perpetuamente hambriento, está
enamorado
de Marta, una gallina, y tiene que enfrentarse con Mosé, el perro
guardián de la granja. Lupo Alberto se tiene que ver a escondidas
con Marta, evitando al gran Mosé, auque casi siempre este último
acaba pillando a Lupo Alberto. Creado por dibujante italiano Silver
(Guido Silvestre. Modena, 1954), este cómic recreó de
manera agradable el género animalista y además conquisto
la pequeña pantalla gracias a las series de dibujos animados.
Dentro del cómic de humor no
hay que olvidar tampoco, la obra belga del dibujante Janry y el guionista
Tome, Le petit Spirou, creada en 1987. Le Petit Spirou
no es otro que el personaje Spirou (creado por Rob-Vel en 1938),
cuando era pequeño. Tome y Janry, también animadores de
la serie clásica, tuvieron la genial idea de poder en escena
a la primera juventud del célebre trotamundos. Como todos los
niños el pequeño Spirou va a la escuela, aunque pasa su
tiempo en espiar por el agujero de la cerradura del vestuario de las
niñas y en padecer diversos castigos. El pícaro chiquillo
y sus camaradas, vuelven loco a Don Langélusse, un inocente cura
y buen hombre desbordado por los acontecimientos.
Cerraremos este breve repaso al cómic
de humor posterior a la II Guerra Mundial con una obra destacadísima
de humor inteligente. La protagonizada por el pequeño Calvin
y su peluche Hobbes. Bill Watterson (guión y dibujo) realiza
en 1985 Calvin and Hobbes [Nota
12], una de las mejores creaciones humorísticas estadounidenses
de los últimos años.
Calvin y Hobbes es una popular
tira cómica de Bill Watterson [Nota
13], basada en las divertidas peripecias de Calvin, un imaginativo
niño de 6 años y su sarcástico tigre, Hobbes. Gracias
a un ingenioso sentido del humor y a unos comentarios verdaderamente
hilarantes, Watterson demostró que las tiras cómicas pueden
ser intuitivas e intelectuales, al tiempo que divertidas.
La tira se ubica en la actualidad,
en un típico barrio estadounidense. Ninguna tira da pistas acerca
de la ubicación exacta del hogar de Calvin. Los diversos tópicos
que abarca la serie son acerca de las fantasías imaginadas por
Calvin, su amistad con Hobbes, sus travesuras y sus relaciones con sus
padres, compañeros de clase, profesores y otros personajes de
la sociedad.
Watterson combatió constantemente
contra las diversas cosas que él sentía que abarataban
su cómic, que devaluaban a los personajes y sus personalidades
[Nota 14]. Esto también
explica su constante negativa a permitir que la tira cómica se
convirtiera en una serie animada. Watterson peleó ante la presión
de editores de manera exitosa, hasta el final de su carrera como dibujante,
que fue un tanto prematura [Nota
15]. La última tira de Calvin y Hobbes fue
publicada el 31 de diciembre de 1995.
La actitud combativa del dibujante
Bill Watterson nos lleva a plantearnos una cuestión fundamental,
queda espacio para el arte en una serie de gran éxito. Un personaje
de cómic cuando alcanza una gran notoriedad suele ser devorado
por la industria, se desnaturaliza, se despersonaliza. El mercado lo
destruye, lo regula y una vez desalmado lo exhibe en multitud de productos
como un reclamo más, como otra opción dentro del universo
consumista. Watterson es un ejemplo admirable y muy escaso de valentía
y de fuertes convicciones profesionales.
Pero analicemos ahora el hecho desde
otra perspectiva, no menos cierta. Si no hubiesen existido personajes
geniales como Charles M. Schulz, el creador de Charly Brown
y Snoopy; o los míticos William Hanna y Joseph Barbera,
con sus cientos de personajes a cada cual más entreñable;
si no hubieran ideado sagas de superhéroes destinadas al consumo
masivo, como Batman, Superman o Spiderman;
y sobre todo si el género no hubiera interesado a grandes industrias
dispuestas a lucrarse con él, que estrujaron y siguen estirando
su potencial, pasando por encima de presupuestos estéticos, artísticos
o morales, el cómic no habría llegado a donde ha llegado
hoy día. No formaría parte de nuestras vidas, en definitiva,
no se habría universalizado su cultura.
Dejemos en el aire la última
reflexión, enmarcada en esta inmensa contradicción. El
humor cáustico del destino.
Nota
1: En 1941 Walt Kelly dejó los estudios de Walt Disney.
Fortalecido por su experiencia grafica decidió crear su propia
serie, Bumbazine and the singing Alligator, Pogo desempeño
un papel secundario en esta serie. Unos años más tarde
Walt Kelly se convirtió en director del New York Sart. Allí
retomó Pogo bajo la forma de tira diaria a partir del
4 de octubre de 1948. En enero de 1949 su periódico se declaró
en quiebra, sin embargo, Pogo reapareció en mayo del mismo año
distribuido en todo el territorio Norteamericano por el Post Hall Syndicate.
En pocas semanas los medios intelectuales de Estados Unidos saludan
su renacimiento, contribuyendo de esta forma a su verdadero auge y consolidación.
Detrás de esta ficción en realidad se oculta una fábula
social y política -Joseph McCarthy, Fidel Castro y Nikita Jrudchov
se encuentran en tiempos traspuestos y bajo forma animal-, una visión
amarga y delirante del american way of life y una carga gigantesca
contra la intolerancia y la invecilidad. Walt Kelly realizó la
serie hasta su muerte en 1973.
Nota 2: En 1948 Charles
Monroe Schulz realizó una ilustración humorística
cotidiana poniendo en escena a una banda de niños titulada Li´l
Folks y publicada en St Paul Pionner Press. Dos años más
tarde después de un pleito con la empresa, recuperó sus
derechos e hizo gestiones con diversos editores, a lo que propuso retomar
algunos de sus personajes bajo la forma de tira regular. Los responsables
de United Feature Syndicate aceptaron su propuesta, con la condición
de que la serie fuera rebautizada Peaunuts, titulo considerado
con mayor gancho. Al principio los protagonistas eran cinco: dos varones,
Shermy y Charlie, dos niñas, Patty y Violet, y un perro, Snoopy.
Charly Schulz puso el acento sobre Charly Brown y Snoopy. Entre 1951
a 1953, su creador depuro el dibujo, además de dar nacimiento
a tres personajes importantes de la serie: el músico virtuoso
Schroeder, la temible Lucy y su genial hermano Linus.
Esta serie que funciona sobre el principio de running gags
(donde cada una de las situaciones se inspira de la tira precedente
y encuentra a veces la conclusión en la siguiente) aún
después de cincuenta años de existencia logra sorprender.
En la década de los 90 la serie se difunde en más de dos
mil diarios de setenta países. El éxito fue tal que su
creador logró amasar la séptima fortuna de Estados Unidos.
Charles Monroe Schulz, nació el 26 de noviembre de 1922 en Minneapolis,
Estados Unidos y falleció el 12 de febrero de 2000 en Santa Rosa,
Estados Unidos.
Nota 3: Dennis
the Menance es un niño de cinco años, rubio, con
un mecho rebelde y una sonrisa angelical. Pero a pesar de ese aspecto
encantador, el chaval es un verdadero trasto, digan lo que digan sus
padres Henry y Alice Mitchell. Detrás de ese cómic se
oculta una visión crítica de la middle class norteamericana.
Ese enfoque explica, sin duda, que la serie tuviera un éxito
tan enorme al otro lado del Atlántico. En 1951 appareció
en forma de tira diaria. Al año siguiente, la realización
de una página dominical asentó su reputación.
Nota 4: El cómic
intelectual pone en escena una divertida banda de trogloditas, que evolucionan
en una prehistoria bastante folclórica. Estos personajes pasan
el tiempo discutiendo entre ellos, y contemplando un mundo del que no
comprenden nada. Entre los personajes que aparecen destaca B.C.
(Before Christ / Antes de Cristo), quien da título a la serie;
hombrecillo ingenuo y descuidado. Esta historieta pretende ser una sátira
de ela humanidad en general y del medio intelectual en particular. Hart
privilegia la elipsis y los trazos rápidamente esbozados, con
unos diálogos reducidos a la mínima expresión.
Nota 5: Tom y Jerry
aparecieron por primera vez en 1939 en Puss Gets the Boots,
un cortometraje de dibujos animados realizado por William Hanna y Joseph
Barbera, y producido por Fred Quimby para la Metro-Golwyn-Mayer. Enseguida
empezaron a producir otros muchos, hasta convertir a Tom y Jerry en
estrellas internacionales. En septiembre de 1948 fueron adaptados al
cómic. Pero el resultado de esta adaptación, por lo general,
resulta poco convincente.
Nota 6:
William Hanna y Joseph Barbera trabajaron juntos por primera vez en
el estudio de animación de Metro-Goldwyn-Mayer en 1939. Posteriormente,
en 1944, Hanna, Barbera y, el director de MGM, George Sidney formaron
H-B Enterprises. Después de una racha de galardones en la que
Hanna y Barbera ganaron ocho premios Oscar, MGM cerró su estudio
de animación en 1957. Hanna y Barbera contrataron a la mayoría
de los empleados de MGM para H-B Enterprises. En 1960, H-B Enterprises
fue renombrada Hanna-Barbera Productions, y se convirtió en un
líder dentro de la producción de animación para
televisión. H-B también se alió con Ruby-Spears
Productions, que fue fundado en 1977 por los empleados de H-B Joe Ruby
y Ken Spears. Taft Broadcasting, socio de H-B, compró Ruby-Spears
de Filmways en 1981. En 1990, Taft Broadcasting cayó en bancarrota,
y Hanna-Barbera y Ruby-Spears fueron puestos a la venta. En 1990, Hanna-Barbera
y gran parte de los trabajos de Ruby-Spears fueron adquiridos por Turner
Broadcasting. La compañía fue comprada por Turner Broadcasting,
con el objetivo de usar los cerca de 300 dibujos animados del estudio
para su nuevo canal de televisión por cable llamado Cartoon Network.
Alrededor de 1999, el nombre de Hanna-Barbera comenzó a desaparecer
de los nuevos programas, siendo reemplazado por Cartoon Network Studios.
Nota 7:
Lucky Luke es un personaje de cómic franco-belga, que
juega entre la parodia y el tributo al mítico oeste americano,
creado por el dibujante belga Maurice de Bévère 'Morris'
(1923-2001). La serie contó con múltiples guionistas,
el más famoso de los cuales es René Goscinny (1926-1977).
Nota 8:
El verano de 1959 el semanario Pilote toma forma poco a poco. Goscinny
y Uderzo, buscan crear una nueva serie. Una de las ideas los atrajeron
especialmente: la adaptación de Roman de Renart. Tras muchos
ensayos realizaron incluso algunas planchas y comenzaron a enseñarlas
a los amigos, pero Raymond Poïvet les anunció que Jen Trubert
también estaba adaptando esa obra maestra de la litaratura francesa.
A partir de ese momento los dos se lanzaron a buscar otro argumento
con urgencia. Tomaron la cronología histórica y se remontaron
poco a poco en el tiempo hasta que se impuso la imagen de un galo. Goscinny
conservó el final de Vercingétorix y comenzó a
añadir esa silaba 'ix' como sufijo del nombre de todos sus presonajes.
Quedaba por perfilar el campo contrario, los romanos. Mediante el mismo
sistema añadieron la terminació 'us'. Uderzo que preparaba
los personajes, abandonó rápidamente la idea de un Astérix
grande y musculoso con un casco alado en beneficio de un hombrecillo
pequeñito, bigotudo y de físico poco atrayente. Obelix
se beneficio de una estatura más envidible, pero resulto susceptible
y glotón. Les aventures d´Astérix (Las
aventuras de Astérix) debutan así en el primer número
de Pilote.
Por poner cifras, Astérix llevaba doscientos cincuenta millones
de álbunes vendidos en todo el mundo entre 1961 y 1993.
Nota 9:
En 1962, la empresa argentina de electrodomesticos Mansfield se puso
en contacto con Quino, para realizar un cómic publicitario protagonizado
por un grupo de chavales. La agencia quería una tira con ciertas
características: Típica familia media y que un personaje
tuviera el nombre con dos letras de la marca: una M y una A. Quino esbozó
unos personajes entre los que se encontraba Mafalda. Aunque el proyecto
inicial quedo inédito, Mafalda hizo su primera aparición
dos años más tarde en la revista Primera Plana de Buenos
Aires, entonces era el semanal informativo argentino más importante.
La revista le encargó en 1964 una colaboración fija, satírica
pero 'innovadora' y Quino decidió recuperar a Mafalda, sacándola
del baúl y dándole vida a través del papel. Es
el inicio de una larga aventura para la pequeña respondona que
llegará a ser uno de los personajes más populares nacidos
de la mano de un dibujante.
Nota 10:
Si se da crédito a la anécdota, Jim Davis pasó
la juventud en una pequeña granja de Indiana, rodeado de veinticinco
gatos. De ahí que resulte lógico que con unos pocos trazos,
una cuantas líneas esenciales, haya sabido describir las mil
y una facetas de la especie felina. A este respecto Garfield es
un modelo en su género.
Nota 11:
Lupo Alberto apareció por primera vez en 1973 en Undercomics,
un magazine que no paso del número cero. Al año siguiente
la serie tuvo una destacada reaparición en Il Corriere dei
ragazzi y después, en Eureka y en muchos periódicos.
Nota 12:
Calvin es un niño de cinco o seis años, que tiene mucha
imaginación e inventa historias que acaba creyéndoselas.
Su amigo Hobbes, un tigre de peluche que cobra vida en todas las fantasías
de Calvin, le acompaña siempre. Así se desarrollan aventuras
safari, como exploradores de selvas desconocidas, en el oeste, batallas
contra dinosaurios, viajes espaciales, etc. Según se cuenta,
Bill Watterson hizo grandes de esfuerzos para que algún editor
aceptara su tira. A pesar de las dificultades iniciales, en menos de
un año se publicaba en todo el mundo y su éxito fue creciendo
con el tiempo.
Nota 13:
William B. 'Bill' Watterson II nació el 5 de julio de 1958 en
la ciudad de Washington, D.C. Es el autor de la tira cómica Calvin
y Hobbes, publicada por primera vez el 18 de noviembre de 1985,
que se ha publicado en más de 2.400 periódicos y se han
impreso casi 23 millones de ejemplares de sus 17 libros recopilatorios.
Nota 14:
Watterson dedicó gran parte de su carrera a tratar de cambiar
el ámbito de los cómics. Luchando por que primara su valor
artístico frente a las ataduras y encorsetamientos de los editores.
Además, debido a sus profundas convicciones anticomerciales,
prácticamente no existe ningún producto (tazas, camisetas,
peluches, etc.), vinculado a la tira, fuera de las mismas viñetas.
Aún así, su gran popularidad ha inducido a la creación
de merchandising no autorizado.
Nota 15:
Bill Watterson se tomó dos períodos sabáticos,
de mayo de 1991 a febrero de 1992, y de abril a diciembre de 1994. Y
finalmente en una carta breve que los editores publicaron el 9 de noviembre
de 1995, Watterson anunció su retiro a la edad de 38 años.
Agradeciendo el apoyo recibido pero esgrimiendo otras inquietudes profesionales.
Desde su retiro, Bill Watterson se ha dedicado a la pintura.